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ARTE

El Museo Thyssen homenajea la sensibilidad de Renoir

Por Cristina González BoyarizoTiempo de lectura4 min
Cultura26-10-2016

A través de la exposición Intimidad se intenta acercar el alma del artista al espectador. La componen un total de 78 obras distribuidas en seis fases, véase impresionismo, retratos, paisajes, escenas familiares o bañistas, entre otras especialidades. Con el propósito de acercar el alma de Renoir al espectador el Museo Thyssen Bornemisza  acoge la muestra hasta el próximo 22 de enero. Patrocinada por el Japan Tobacco Internacional contará con préstamos de distintos países. También podrá disfrutarse su producción en el Bellas Artes de Bilbao a partir del 7 de febrero.

El pintor francés Pierre August Renoir es uno de los personajes más icónicos en el contexto artístico actual. Su exquisita sensibilidad a la hora de captar la sensualidad en todo lo que retrataba y su permanente optimismo vital en cada obra, sirven hoy como características principales para esbozar su carácter. Sin embargo, aun hoy muchos le consideran un incomprendido e incluso en su época, no eran demasiados los que lo apoyaban o veían en él un gran talento.

Sus compañeros de profesión concebían que lo más correcto era deshumanizarse a la hora de trabajar. Así levantaban una barrera infranqueable entre lo que registraba sus lienzos y los sentimientos que podían quedar impresos en ellos. No obstante, Renoir entendía el arte como una prolongación de la vida y el sentir. Tachaba a los intelectuales de tarados incompetentes y su perspectiva, para entonces ingenua, era bastante impopular.

Lo táctil y sensitivo siempre obtuvo un papel protagonista en sus producciones. Ya en la primera etapa profesional, su punto fuerte eran los desnudos, “en ellos encontró su sitio y una forma digna de medirse con los virtuosos de aquellos días. Fue su modo de asimilar lo que antes no aprendió”. Para él lo primordial era saber que sus cinco sentidos funcionaban bien, los valoraba por encima del cerebro.

Precisamente con el propósito de acercar el alma de Renoir al espectador nace la exposición “Intimidad”, que acogerá el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid hasta el próximo 22 de enero. Patrocinada por el Japan Tobacco Internacional contará con préstamos de distintos países. Así mismo podrá disfrutarse en el Bellas Artes de Bilbao a partir del 7 de febrero.

Esta se compone de seis apartados y un total de 78 obras llegadas de museos y colecciones de todas partes del mundo, entre ellos el Art Institute de Chicago, el Metropolitan de Nueva York o la National Gallery londinense. El recorrido arranca en dos salas dedicadas a las obras impresionistas más destacadas del pintor, como ejemplos están “Baños en el Sena”, de 1869, “El almuerzo de los remeros”, que data del mismo año o “Después del almuerzo” (1879). Completan la sección algunos retratos femeninos, sobresale el de la mujer de Monet.

Una segunda parte del recorrido explora su producción artística a partir de 1877. Es entonces cuando se da cuenta de que quiere vivir de su oficio y abandona el impresionismo para volcarse en los retratos por encargo, sobre todo a damas y niños, con los que cobraría su popularidad. Icónica fue la serie dedicada a la familia de su galerista, Durand Ruel. Otra sección es la paisajística. Las panorámicas naturales le servían como distracción personal. Aquí pueden encontrarse obras bellísimas de Italia, La Provenza o Normandía. El ultimo salón basa su temática central en escenas familiares, protagonizadas por su esposa e hijos o los desnudos de bañistas al estilo de Miguel Ángel, desproporcionados y enormes de la que bebieron artistas posteriores.

“Queremos entrar en sintonía con lo que pintaba. A eso lo llamamos intimidad y es lo que buscamos que el público capte”, declara Guillermo Solana, quien además de director artístico del centro, es comisario de esta exposición. “La gente siempre suele alabar las pinturas que se centran en lo trágico, como las de Van Gogh, pero quizá lo realmente digno de aplaudir sea el mantenimiento de una vitalidad constante como esa de la que hace gala Renoir, quien precisamente no lo pasó nada bien”, añade Solana.

Además del visionado de los cuadros, se amplía la experiencia del receptor a partir de un experimento realizado en base a la pintura “Mujer con sombrilla en un jardín”, cuenta con una serie de referencias táctiles y olfativas que te hacen creer estar dentro de la composición. Esto se acompaña con una charla que invita a explorarla con una mayor apertura de miras. “No es una mera recreación, sino una forma de acercarse más a Renoir”, afirma el comisario.

El museo también ha organizado un ciclo de cine relacionado con el artista y un curso monográfico sobre la representación de la intimidad en lo pictórico durante el S XIX y principio del XX. Así mismo se puede contemplar la obra del pintor igualmente en la Fundación Mapfre de Barcelona, esta se focaliza únicamente en los retratos femeninos recogidos del Museo D'Orsay.