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Arte

El Bosco y la imaginación onírica

Por Sandra SánchezTiempo de lectura2 min
Cultura25-05-2016

Un pintor Neerlandés que no fechó ninguno de sus cuadros y solo firmó algunos. Una vida casi desconocida y con escasas referencias. Unas obras en las que abunda el sarcasmo, lo grotesco y una imaginería onírica. La complejidad de los símbolos que utiliza dificulta a menudo la comprensión cabal de sus obras.Se trata de Jheronimus Bosch, conocido como El Bosco.

El Bosco es una de las figuras destacadas del arte de todos los tiempos.  Está considerado como uno de los mejores pintores del tránsito entre el medievo y la Edad Moderna gracias a su minucioso estilo y su capacidad para recrear escenas oníricas, repletas de símbolos y figuras salidas de su imaginación.

En algunas de sus obras, como La nave de los Locos, El carro de heno, El jardín de las Delicias, el Tríptico del Juicio, o el Tríptico de las Tentaciones de San Antonio, denuncia la locura de la humanidad. Su infinita capacidad expresiva se asienta en un profundo conocimiento de las fuentes literarias y figurativas. Frente a estas pinturas que descubren la presencia demoníaca en el mundo, realiza otras de carácter positivo, como Subida al empíreo, el San Juan en Patmos y San Juan Bautista meditando.

El rey Felipe II de España compró muchas de sus obras años después de la muerte del pintor. Como resultado, el Museo del Prado de Madrid posee varias de sus obras más famosas.

Con motivo de la conmemoración del V centenario de su fallecimiento, se celebrará una muestra monográfica, desde el 31 de mayo hasta el 11 de septiembre de este año, gracias al importante grupo de obras que conservan el Prado y las colecciones españolas.

Contará con los principales trípticos creados por El Bosco, incluyendo el préstamo excepcional del Tríptico de las Tentaciones de San Antonio del Museo de Arte Antiga de Lisboa, y otros procedentes de importantes instituciones como el Albertina y el Kunsthistorisches Museum de Viena, el Museum of Fine Arts de Boston, The Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la National Gallery de Washington, el Musée du Louvre de París o el Polo Museale del Veneto de Venecia, entre otros.

La muestra divide en cinco secciones temáticas a las que se añade una sexta dedicada a los dibujos. Como introducción, se situará al pintor y a su obra en su ciudad, junto a unos artistas que trabajaron al mismo tiempo en ella como Alart du Hameel o Adriaen van Wessel. Como epílogo, la última sección acogerá una selecta representación de obras en las que se evidencian la influencia que el pintor de Hertogenbosch ejerció tras su muerte a lo largo del siglo XVI y el gusto por “lo bosquiano” que se manifestó en toda la centuria.

Además hay un complemento a estas secciones en las que se dividirá la obra de El Bosco, pues se incluirán pinturas, miniaturas, dibujos, entalladuras, grabados a buril, en los que se representan algunos de los temas abordados por él a fin de que se puede llegar a comprender mejor el trasfondo en el que se gestaron las pinturas de El Bosco o la personalidad de alguno de sus comitentes como Engelberto II de Nassau.