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Arte

Redescubrir a Wifredo Lam

Por Sandra SánchezTiempo de lectura2 min
Cultura07-04-2016

Wifredo Óscar de la Concepción Lam abarca con sus obras las salas del Museo Reina Sofía hasta el 15 de agosto las salas del Museo en una ambiciosa exposición que acumula 250 obras y otorga especial atención a sus trabajos que realizó en España entre 1923 y 1938.Iniciador de una pintura mestiza que une modernismo occidental y símbolos africanos o caribeños convivió con todas las vanguardias del momento mientras afrontaba los problemas del siglo XX.

Conoció a grandes artistas de su época como Lorca, Valle Inclán o Azorín, entre otros intelectuales del momento. Hijo de un artesano chino procedente de Cantón y de un ama de casa descendiente de africano y española, hunde sus raíces en el mestizaje tanto de raza como de religión: el catolicismo y el culto a los dioses africanos sobrevuelan su obra.

Desde pequeño recibió una educación artística y fue en 1923 cuando fue becado para viajar a España y estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. De aquellos años proceden los primeros cuadros que lucen en la exposición. Realizó majestuosos retratos de sus compañeros y amigos tras quedar hechizado por las maravillas del Prado.

Antes de la Guerra Civil quedó impresionado por la obra de Juan Gris, Joan Miró y Pablo Picasso. Mientras se producía la contienda se mostró simpatizante de la República y arrimó el hombro durante la Guerra Civil como empleado de una fábrica de granadas. En España, su vida y su trabajo se funden en sus obras.

Realizó un trabajo de carácter moderno y logró consagrarse en un lugar peculiar en el arte del siglo XX como ejemplo de la gran pluralidad de formas e ideas en el contexto de las vanguardias  y variados movimientos culturales. Su obra explora la diversidad de expresiones y de medios siempre con un gran compromiso social.

La variedad y el carácter internacional llaman la atención del visitante en las diferentes salas. Dividida en cinco ámbitos, la antológica se adentra, tras el interludio español, en su primer periodo francés, entre 1938 y 1941.  El pintor, tras observar la influencia que la escultura africana tiene sobre el arte europeo, queda asombrado y pinta figuras de rostros desdibujados. Es en París donde toma contacto con el surrealismo y crea unos dibujos a tinta china en cuadernos en los que reproduce elementos humanos, vegetales y animales que también se muestran en la galería. Además, se observa su periodo en el que los cuadros quedan impregnados por los mundos espirituales de las culturas caribeñas para buscar el alma afrocubana. En  último tramo de la exposición se contempla el abandono de La Habana en 1952 para regresar a París

La muestra cuenta con el patrocinio de Abertis y está comisariada por Catherine David, del Pompidou, y Manuel Borja-Villel, director del Reina. La exposición se trasladará a la Tate Modern, de Londres, donde se verá del 14 de septiembre próximo al 8 de enero de 2017.