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COYUNTURA INTERNACIONAL

Las cifras desalentadoras se acumulan sobre una economía mundial maltrecha

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía22-09-2002

"Degradación", "colapso de la burbuja", "volatilidad", "crecimiento económico modesto", "tensiones políticas". Los organismos internacionales tratan de suavizar la gravedad de la enfermedad que sufre la economía mediante una jerga plagada de tecnicismos que esconden tras ellos palabras más claras, pero también mucho más crueles.

Para el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, la "degradación" en Europa supondrá no recuperarse tan rápidamente de la crisis como sería deseable. Lo cierto es que Duisenberg está sorprendido de que la zona euro no haya comenzado ya a salir a flote, por lo que augura que habrá que esperar un poco más. El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene una explicación propia para esta situación: la crisis se debe "a las secuelas que ha dejado el colapso de la burbuja en los precios de las acciones bursátiles, a los escándalos empresariales, a las dificultades que atraviesan algunas economías emergentes, a las tensiones políticas regionales y a la volatilidad del precio del petróleo". Si esto se traduce a buen castellano, se comprueba que el FMI echa la culpa a la caída de las bolsas, a los fraudes contables de algunas empresas, a los problemas de países como Argentina o Brasil, al peligro de guerra entre Irak y EE.UU., a conflictos como el de Oriente Próximo, y a los vaivenes que sufre la cotización del petróleo. Si desde el BCE y el FMI se lanzan interpretaciones personales, desde la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) se emiten datos numéricos: las inversiones internacionales han caído un 51 por ciento en el 2001 con respecto al año anterior. La UE ha sido la zona más perjudicada, puesto que sus entradas de capital se han reducido en un 60 por ciento, y sus salidas en un 62 por ciento. El secretario general adjunto de la Unctad, Carlos Fortín, ha advertido de que habrá “un mayor declive” en el 2002 que afectará especialmente a "Francia, Alemania, Japón y EE.UU". Fortín no se atreve a pronosticar una fecha de mejoría, pero sí señala que ésta no tendrá lugar "hasta que no haya una recuperación en el proceso de expansión de la economía mundial".