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GIBRALTAR

Caruana hace del "National Day" un sondeo del referéndum de noviembre

Por Ana María RiazaTiempo de lectura2 min
España11-09-2002

Cuando parecía que nada podía eclipsar el patriotismo americano previsto para estas fechas, dos nuevos colores saltaban el pasado jueves a la palestra para hacer gala de su origen y su ser: Gibraltar celebraba su "National Day".

Más de nueve mil hombres, mujeres, niños y perros se concentraron el pasado jueves en la plaza de Casamates, Gibraltar, para celebrar el 35 aniversario del referéndum local. Banderolas, bufandas, camisetas y rostros rojiblancos (los colores otorgados a los llanitos por Isabel la Católica) se hacinaban bajo un sol que brillaba mas anglosajón que nunca, mientras entonaban lo más líricamente posible sus canciones patrióticas. Claro que, lo que parecía una celebración corriente del trámite que en 1967 daba luz verde a la elaboración de una Constitución local, se convirtió en lo que ya se veía venir: un amargo aperitivo del referéndum que, adelantándose al que el Gobierno británico había proyectado una vez finalizadas las negociaciones con España, el ministro principal de la colonia angosajona, Peter Caruana, ha convocado para el próximo siete de noviembre. Presumiblemente, los gibraltareños rechazarán de pleno las negociaciones entre España y Reino Unido para compartir la soberanía del Peñón. Hace ya más de un año que Londres y Madrid comenzaron a cocer este acuerdo, a través del cuál la soberanía del Peñón, situado a escasos metros de la costa de Algeciras, al sur de España, pasaría de ser exclusivamente del Gobierno británico a tener una soberanía compartida entre ambos países. Un acuerdo que, desde hace tiempo, presenta unas bases que rozan el surrealismo, especialmente desde que el pasado jueves asistieron a la concentración gibraltareña diversos diputados británicos, que apenas se inmutaron cuando la muchedumbre abucheó repetidamente los nombres del Primer Ministro británico, Tony Blair, o del secretario de Asuntos Exteriores, Jack Straw. De hecho, varios miembros del Gobierno laborista reseñaron a viva voz los inconvenientes del posible acuerdo angloespañol, así como las relaciones que España mantiene con Marruecos por Ceuta y Melilla. Para británico y gibraltareños, España "exige" derechos a Reino Unido, mientras que no es capaz de otorgarle a Marruecos sus enclaves marroquíes. Por el contrario, para el Gobierno español, Gibraltar es de hecho una colonia, puesto que goza de este estatuto desde 1830, mientras que a Ceuta y Melilla las considera ciudades autónomas, ya que la presencia hispana en ambas reza desde antes de la existencia del reino de Marruecos. Además, durante la celebración, Caruana resaltó la exagerada reacción del Gobierno español tras el incidente de Isla Perejil, cuando el Ministerio de Defensa envió, el pasado mes de julio, gran número de helicópteros y patrulleras para desalojar del islote seis soldados marroquíes, y tipificó su comportamiento como plantilla de conducta ibérica ante todo aquello que precise de una soberanía a medias. Ya sólo queda esperar el desarrollo de las relaciones entre la jefa de la Diplomacia española, Ana de Palacio, y su homólogo, Straw. Por el momento, los gibraltareños, con Caruana a la cabeza, continuarán entonando su "Quiero vivir junto a ti Gran Peñón", para el cuál, al parecer, aún no han diseñado una letra en inglés.