ROLAND GARROS
Wawrinka conquista ante Djokovic su primer Roland Garros
Por Nacho Martínez2 min
Deportes07-06-2015
El suizo Stan Wawrinka ha conquistado su primer Roland Garros, su segundo Grand Slam, contra todo pronóstico, ante el serbio Novak Djokovic que deberá esperar para completar el pleno de los cuatro grandes que le abran las puertas del Olimpo. El helvético venció en una batalla que, sobre el papel, era desigual en su contra, pero que a base de potencia, asentado en su fuerte derecha y su inigualable revés a una mano, consiguió poner de cara para acabar ganando 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 en 3 horas y 12 minutos.
Wawrinka sabía que la única manera de tener opciones con Djokovic era siendo agresivo, rehuyendo los eternos intercambios desde el fondo de la pista que proponía su adversario. El suizo sacó de su zona confortable al número 1 mundial en muchos momentos, sobre todo, gracias a tener dos derechas.
Wawrinka se fabricó opciones de 'break' en todos los juegos del segundo set hasta que convirtió una, a la sexta tentativa, que, además, le dio el empate en el marcador. Djokovic reaccionó con la ira propia del que se jugaba más que el rival. Tiró la raqueta al suelo una vez, dos veces. A la segunda, la rompió. El juez de silla le señalizó un 'warning', el mismo que no le pitó minutos antes al suizo por impactar repetidamente la raqueta contra la red después de un error no forzado.
Djokovic, que había llegado a la cita como imbatido en los últimos 28 partidos, 16 de ellos en tierra, se jugaba inscribir por primera vez su nombre en la Copa de los Mosqueteros. Sin embargo, es la tercera vez que el numero uno fracasa en la final del Grand Slam de tierra batida, pero por vez primera lo hace con un tenista diferente del español Rafael Nadal. Por eso lloró en el podium al recibir el premio de subcampeón, mientras el público le aplaudía y él, visiblemente afectado, prometía volver al asalto de la copa que se le resiste.
El serbio puso tanto empeño en vencer al mallorquín -algo que logró este año, a la séptima, en cuartos de final y con un contundente 3-0- que olvidó que en el camino hacia la Copa de los Mosqueteros había otros obstáculos. Y Wawrinka fue hoy uno de talla. Wawrinka recibió el trofeo de manos del brasileño Gustavo Kuerten y, fiel a su estilo de hombre frío, apenas expresó emociones, aunque reconoció que acababa de completar el partido de su vida.