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ORIENTE MEDIO

Ariel Sharon sostiene que Arafat es una “figura irrelevante”

Por Vicente García GandíaTiempo de lectura2 min
Internacional08-09-2002

“Oslo no existe, Camp David no existe, Taba no existe”, declaraba Sharon en una entrevista concedida al diario Ma´ariv coincidiendo con la celebración de nuevo año judío. De esta manera, desechaba el trabajo y los acuerdos de anteriores primeros ministros como Isaac Rabin o Ehud Barak aunque sin hacer referencia en ningún momento a la Conferencia de Madrid.

Sin duda, el conflicto en las calles de Gaza y Cisjordania principalmente y las incursiones y los ataques de una guerra no declarada hicieron cambiar la visión del conflicto de un Ariel Sharon que tan sólo 24 horas antes había asegurado que "ahora, por primera vez, veo una oportunidad de llegar a un acuerdo diplomático" y que "no será fácil, pero la oportunidad está ahí". En relación al descenso de número de atentados suicidas palestinos había declarado además que "los palestinos han llegado a la conclusión de que no van a alcanzar nada mediante el terrorismo". Pero la opinión del máximo mandatario de Israel y las posibilidades de negociación se venían abajo pocas horas después. El día de la fiesta del Rosh Hashaná, el diario Yediot Aharonot publicaba una entrevista en la que Sharon aseguraba que “Arafat es una figura irrelevante. La primera vez que lo dije la Tierra se movió, pero hoy en día es algo aceptado tanto por Estados Unidos como por las naciones de Europa” y añadía que “no tengo ninguna razón ni necesidad de hablar con él. Su existencia debe ser simplemente ignorada”. Estos vaivenes diplomáticos tenían lugar en una semana en la que el conflicto en las calles de Oriente Medio se agudizaba a pasos agigantados. Mientras continuaban los ataques y arrestos “preventivos” por parte del Ejército de Sharon, el Tribunal Supremo de Israel daba luz verde a la expulsión por un periodo de dos años a Gaza de dos palestinos de Cisjordania, hermanos de un suicida palestino. Una medida sin precedentes que los jueces tomaban basándose en la supuesta complicidad de los familiares en la organización del atentado. La policía israelí evitaba también e que podría haber sido el mayor atentado desde el comienzo de esta última Intifada: una unidad especia interceptaba una furgoneta que contenía más de 600 kilos de explosivos en una carretera secundaria con que conduce a la ciudad de Hadera, situada a al norte de Tel Aviv.