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CUMBRE DE LAS AMÉRICAS

EE. UU. y Venezuela, a un paso de acercar posturas

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Internacional12-04-2015

La Cumbre de las Américas se convirtió este fin de semana en un escenario de reconciliaciones. No sólo por la escenificada entre EE. UU. y Cuba, sino también por el acercamiento con Venezuela. Precisamente, se produce un triángulo entre tres países, de los cuales Venezuela es uno de los principales apoyos del régimen castrista. Los tres líderes, clave en la reunión latinoamericana más importante del año, llegaron con los ánimos relajados.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró que había abandonado sus aspiraciones imperialistas, porque se trata de una “nueva era de relaciones”. Relajó también las tensiones Brasil que intermedió previamente para que el clima fuera menos tenso de lo que se esperaba. El venezolano reiteró su disposición a estrechar lazos con Obama ante todo el consistorio “con respeto y sinceridad”. Sin embargo, su receptor no se encontraba ya en la reunión en la que estaban todos los presidentes latinoamericanos.

Según la Casa Blanca, el norteamericano no dudó en reiterar a Maduro que Venezuela es actualmente una “amenaza inusual y extraordinaria” para los intereses de EE. UU. y que continuará con las sanciones contra los siete altos funcionarios venezolanos. Precisamente, Maduro tenía previsto entregar a Obama los diez millones de firmas que recolectó en las que piden la derogación del decreto, aunque la cancillería venezolana no ha confirmado si finalmente lo hizo. Por su parte, Obama ha sido duro, ha recordado a Maduro que lo único que busca es que se respeten los derechos humanos y el avance de la democracia en Venezuela.

Aun así, Maduro espetó a EE. UU. que sólo acercará posturas con unas condiciones determinadas. De esta manera, ha reclamado que EE. UU. reconozca la soberanía y la independencia de Venezuela, así como que derogue el decreto con sanciones y que desmonte la “maquinaria de guerra psicológica, económica, política y militar”. Asimismo, advirtió de que en numerosas ocasiones ha enviado mensajes sin respuesta a Obama, tanto públicos como privados, desde que subió al poder en el 2013, tras la muerte de Hugo Chávez.

Unos instantes antes de que Obama abandonase la Cumbre –después de haberse reunido con el presidente cubano, Raúl Castro, y con la brasileña, Dilma Roussef-, tuvo lugar el esperado  encuentro en Panamá. El líder venezolano calificó de “serio y franco” su encuentro con su homólogo estadounidense, Barack Obama. Apenas diez minutos que les sirvieron para decirse “las verdades”, según Maduro. Además, señaló que en los próximos meses se abrirá un proceso de diálogo entre países y que no es enemigo de EE. UU. sino que es solamente “revolucionario”.

Durante el pasado mes de marzo, las relaciones entre Venezuela y la comunidad internacional se enfriaron aún más. Por una parte, el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que condena la persecución política de la oposición y les exige que queden en libertad. Por otra parte, EE. UU. endureció aún más las medidas contra el país latinoamericano. La Casa Blanca amplió la lista de sanciones contra varios altos funcionarios venezolanos por corrupción –que ya había elaborado en diciembre- y advirtió a Maduro de que no tolerará los recortes de los derechos humanos, por eso calificó la situación de “emergencia nacional”.

Tras la Cumbre, los ánimos se calmaron. Los dos líderes han reconocido que negociarán, pero sin saber a qué precio. Maduro no aceptará tan fácilmente ya que primero EE. UU. deberá cumplir sus premisas, algo por lo que no está por la labor. Una cuerda tensa que seguirán estirando en los próximos meses. Además del apoyo de Cuba, también se une el de Argentina. La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, tachó de “ridículo” el decreto de Obama y arremetió contra él durante su discurso.