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CUMBRE DE LAS AMÉRICAS

Obama y Castro sellan el fin de la Guerra Fría en Panamá

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Internacional12-04-2015

“La guerra fría terminó hace tiempo”. Así de contundente ha sido Barack Obama a la hora de afirmar que Estados Unidos ha levantado definitivamente el veto económico a Cuba. La VI Cumbre de las Américas fue el escenario elegido para que el presidente norteamericano se reuniera este sábado con su homólogo cubano, Raúl Castro. Se trata de una reunión histórica, al menos en los últimos cincuenta años.

Durante cerca de una hora los dos líderes charlaron en Panamá, conscientes de que el encuentro era un paso más en las relaciones entre dos países rivales hasta hace cuatro meses. Mientras que Obama priorizó la apertura de embajadas en La Habana y Washington, Castro se mostró paciente con el único objetivo de hablar todo lo que no se han dicho ambas naciones desde 1961.

Obama declaró que pretende mantener una relación entre iguales con el gobierno cubano, del mismo modo que reconoció que este acercamiento se trata de un punto de inflexión no sólo entre los dos, sino también respecto al resto de países americanos. Además, está presionando al Congreso estadounidense para que elabore una ley que abra la isla al turismo norteamericano. 

En una cita en la que parecía que fluía la sintonía entre ellos, Castro invocó el espíritu antiestadounidense en su discurso, algo de lo que después se retractó porque afirmó que se emociona cuando habla "de la Revolución”. Aun así, las diferencias siguen siendo considerables, según lo que reconocieron ambos presidentes. Incluso Castro admitió que "es una relación muy complicada” pero que están dispuestos a hablar “de todo, incluyendo libertad de expresión, derechos humanos y otras cuestiones”. De esta forma, Raúl Castro ha marcado un hito en su mandato y establece una diferencia considerable de la posición de su hermano Fidel durante toda su presidencia.

El apretón de manos entre los dos presidentes es ya el nuevo símbolo del deshielo de la guerra fría entre Estados Unidos y Cuba, una imagen muy esperada, especialmente, por los cubanos. En los últimos años, ningún presidente esbozó un gesto por acercar posturas, algo que Castro ha recordado a la hora de afirmar que “todos los presidentes de EE. UU. anteriores tienen deudas con Cuba, pero no el presidente Obama”, al que tachó de “hombre honesto”.

Hasta entonces, Obama había mantenido algún encuentro privado y conversación telefónica con Cuba, pero no una reunión. Ya en el funeral de Nelson Mandela se saludaron los dos líderes, imagen que recordaba al breve apretón de manos entre sus sucesores, Bill Clinton y Fidel Castro, durante una reunión de la ONU en el 2000. La última cita entre ambos países fue entre Fidel Castro y el entonces vicepresidente Richard Nixon en 1959. En ese momento, Nixon escribió que Castro era “o increíblemente ingenuo respecto al comunismo o bajo la disciplina comunista. Mi impresión es que es lo segundo”.

Además de un acercamiento con EE.UU. se trata también de la primera vez que Cuba participa en la Cumbre de las Américas, que se celebra desde 1994 y reúne a los líderes latinoamericanos. Aunque aún existen vestigios de lo que ha sucedido –y se pudo palpar durante el cónclave panamericano-, los presidentes ya han avanzado su interés por que las relaciones salgan adelante.

El pasado 17 de diciembre, comenzaba otra etapa de la historia. EE. UU. liberaba el bloqueo económico que pesaba sobre Cuba a cambio de que ésta liberase a 53 presos políticos. Fue el comienzo de un diálogo por los derechos humanos. Se levantaron las restricciones al comercio y a los viajes a Cuba, que empezaba a respirar después de tantos años.

Sin embargo, no todos han visto con buenos ojos el encuentro. Los exiliados cubanos denuncian que el único tema que no han tratado y, a su juicio es también importante, es los derechos de los cubanos. Reclaman que no han hablado de constituir instituciones democráticas que pongan fin a la opresión que viven. Además, alertan de que hay más presos políticos y las amenazas a los disidentes son cada vez mayores.