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FIN DEL BLOQUEO

La tensa relación entre Cuba y EE.UU se remonta a 1960

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Internacional18-12-2014

Barack Obama ha reconocido que los esfuerzos de EE.UU. por derrocar el gobierno cubano no han sido fructíferos en 53 años. Es más, Cuba ha sido implacable a diez presidentes que se han sucedido en la Casa Blanca mientras que la isla solo la han liderado dos hermanos: Fidel y Raúl Castro. El presidente norteamericano ha puesto fin a cinco décadas de esfuerzos por parte de los estadounidenses de bloquear económicamente la isla.

La tensa y nula relación entre los dos países se remonta al 6 de abril de 1960, cuando EE.UU. decretó el primer embargo a Cuba, cuando hacía un año de que Fidel Castro hubiera alcanzado el poder. El objetivo era poner punto y final a un gobierno comunista –similar al soviético-, que mucho distaba del norteamericano. Entonces, Cuba nacionalizó las empresas y los bancos norteamericanos afincados en su territorio pero, a cambio, EE.UU. embargó sus exportaciones a su país. Con John F. Kennedy en la presidencia y con la intención de invadir la Bahía de Cochinos, que finalmente fue nula, Washington cesó sus relaciones diplomáticas con la isla a comienzos de 1961. Precisamente, la crisis de los misiles comenzó en el 62, cuando la antigua Unión Soviética (URSS) tentó al gobierno norteamericano al instalar en una región cubana almacenes con cabida para 42 misiles nucleares, lo que era una grave amenaza para los EE.UU, que tenían el miedo de entrar en una III Guerra Mundial. Aunque la URSS retiró el armamento nuclear, la tensión iba creciendo. Ante tal situación, Washington otorgó papeles a cien mil cubanos, que abandonaron su tierra natal para huir hacia el norte entre 1966 y 1973. Allí les auguraba una vida mejor a pesar de que no podrían regresar a sus casas al menos que tuvieran un permiso especial. En los años 80, volvió a suceder lo mismo, 125.000 personas abandonaron su país en busca de alimento y de las libertades que les habían anulado. La ley de la Democracia Cubana, más conocida como ley Torricelli, sellaba el bloqueo económico que pesaba sobre Cuba desde hacía ya 20 años. Más tarde, la ley Helms-Burton entró en vigor en 1996 para aislar, aún más, a Cuba del resto del mundo. Estas normas no llegaron solas, ya que se trataban de una sanción norteamericana tras el derribo de una avioneta por parte de los militares cubanos. Precisamente, sus ocupantes eran disidentes del gobierno de Fidel Castro que hacían propaganda contra su equipo. La ley recibe este nombre debido a que, aunque fue firmada por Bill Clinton, los artífices de promoverla fueron los senadores republicanos por Carolina del Norte, Jesse Helms, y el de Illinois, Dan Burton, que promovieron que el Congreso la aprobara. Mediante ambas normas se establecía que cualquier compañía que no fuera norteamericana pero sí su filial en otro país, podría ser reprendada legalmente si establecía contratos con Cuba, además de que sus dirigentes podían tener prohibida la entrada a EE.UU. Tampoco se podía negociar con propiedades en la isla que hubieran sido confiscadas a estadounidenses. Clinton amplió la normativa en 1999 al añadir que también estarían penadas las compañías que comerciaran con Cuba con valores superiores a los 700 millones de dólares anuales. Una importante amenaza para aumentar, de alguna manera, el control sobre Cuba. A pesar de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha condenado esta ley hasta 23 veces, la potencia mundial ha seguido en su empeño por derrocar el gobierno cubano. Aunque con la llegada de Obama, el presidente levantó las restricciones de los viajes y los envíos de remesas a Cuba en 2009, no ha sido efectivo hasta este miércoles el levantamiento del embargo total. Los cubanos aún no lo tienen tan claro, puesto que aún queda por que el Congreso apruebe esta nueva etapa de la histórica relación de EE.UU. con Cuba.