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FÚTBOL

Riquelme, una prometedora realidad

Por David del OlmoTiempo de lectura2 min
Deportes11-07-2002

Juan Román Riquelme corona una trayectoria cargada de éxitos con su fichaje por el Barcelona. Adorado en Argentina, comparado con el mismísimo Maradona, Romy es un futbolista de gran clase y fuerte personalidad, aunque introvertido fuera del campo.

Riquelme es considerado en Argentina el sucesor de Diego Armando Maradona. Por encima de ídolos como Verón, Ortega o Aimar, su afición lo adora, en un país que tan intensamente vive el fútbol, y fue el jugador que echaron en falta en el decepcionante Mundial de Corea y Japón. Romy ha sido alabado, entre otros, por el técnico Ángel Cappa como " uno de los pocos pisadores que quedan en el fútbol", por sus ex compañeros Walter Samuel -actualmente en el Roma-, por su "forma de pisar la pelota, que si te quedas quieto pasas vergüenza ante todos" y Clemente Rojas -ya retirado-, con una sola y significativa frase: "Él te llena los ojos". Pero también los rivales: Carlos Valderrama lo calificó como "un elegido" y el ex jugador y técnico del Real Madrid, Pirri, lo comparó con el que va a ser su compañero en el Barça: "Puede ser más que Rivaldo porque juega en equipo". Pero su madre, María, es quien mejor sabe cómo es Riquelme y su pasión por el balón: en una ocasión comentó acerca de su infancia que "de chico no hacía otra cosa que levantarse y jugar a la pelota. Era desesperación lo que tenía. No había manera de contenerlo". Centrocampista organizador, de poderío físico, abarca todo el centro del terreno de juego. Desde su estreno con Boca Juniors en 1996, procedente de Argentinos Juniors, ha ganado el Torneo Apertura de 1998 y 2000, el Torneo Clausura de 1999, la Copa Libertadores de 2000 y 2001 y la Copa Intercontinental del 2000, además de un Mundial sub-20 de 1997, disputado en Malasia. Con la selección absoluta, sin embargo, apenas ha actuado, únicamente en la Copa América de 1999 y en algunos encuentros amistosos. A sus 24 años está casado, y es padre de una niña, Florencia, de cuatro años. El mayor de diez hermanos en una familia humilde del barrio de San Torcuato de Buenos Aires, siempre se ha responsabilizado de su familia. Este mismo año se encargo de negociar el rescate de Christian, uno de los sus hermanos pequeños, que había sido secuestrado. Quizá su timidez en la vida privada y toda esa familia que en mayor o menor medida depende de él, han sido los causantes de que los equipos europeos hayan tardado en ficharlo desde que explotó en la Copa Intercontinental del 2000. Ahora tendrá la oportunidad de demostrar en Barcelona que se equivocaron al no traerlo antes.