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TRANSPORTES

De Guindos desoye las quejas de los taxistas

Por Sergio CastillaTiempo de lectura3 min
Comunicación17-06-2014

El sector del taxi deberá renovarse o morir. Al menos eso dan a entender las declaraciones que el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha realizado hoy en el seminario 'La Europa que deja la crisis', organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Según De Guindos, el colectivo de taxistas deberá "adaptarse a los nuevos medios tecnológicos" y que el Gobierno, por su parte, "va a favorecer la competencia, pero en igualdad de condiciones", para que no haya ninguna discriminación en aspectos como el pago de impuestos.

El ministro disipa con estas declaraciones las esperanzas del sector del taxi, que pidió este martes a Fomento que cerrara las páginas web que ofrecen transporte público de viajeros en vehículos particulares al margen de la legislación vigente. Así mismo, miles de taxistas de grandes ciudades europeas se han movilizado los últimos días contra el intrusismo que a su juicio favorecen aplicaciones como Uber, la cual pone en contacto a personas que quieren hacer un viaje dentro de su ciudad y conductores anónimos dispuestos a realizar ese trayecto con su coche particular a cambio de una remuneración. La propia compañía se encarga de fijar las tarifas por los viajes y se queda con un 20 por ciento de comisión. Sobre la cuestión de si el alto coste de las licencias de taxi puede ser un elemento distorsionador de la libre competencia, De Guindos ha asegurado que "es un tema distinto". "El del taxi es un sector regulado y cada regulación establece una serie de condiciones", ha declarado. De Guindos es el primer miembro del Gobierno que se pronuncia de una forma similar a Bruselas. La comisaria europea de Agenda Digital, Neelie Kroes, señaló que "Europa necesita más emprendedores". Sin embargo, parece que el Gobierno da una de cal y otra de arena a esa libre competencia. El Ministerio de Fomento ha decidido inspeccionar a la red social BlaBlaCar. Técnicos del departamento dirigido por Ana Pastor han reclamado a la web de origen francés información sobre su actividad para determinar si su plataforma responde al modelo de consumo colaborativo entre usuarios o si, en realidad, está lucrándose con una actividad en la que ejerce como intermediario. Si los técnicos del ministerio encuentran que BlaBlaCar fomenta acuerdos privados entre los usuarios de su web no habrá problema. Si, por el contrario, encuentran lucro, estaría sujeta a multas de entre 4.001 euros y 18.000 euros en caso de reiteración. BlaBlaCar es una red social que pone en contacto a conductores que van a realizar un trayecto entre dos ciudades con otros viajeros para poder compartir los gastos que supone el viaje, como los de gasolina. A diferencia de Uber, los trayectos no se realizan dentro de una ciudad -por tanto no es competencia de los taxistas- ni tampoco a demanda del viajero. En el caso de BlaBlaCar, además, el conductor no gana dinero, solo costea los gastos del viaje. La compañía cobra una comisión del 10 por ciento más IVA a través de una plataforma de pago, además de poner límites a los precios para que el conductor no busque lucrarse económicamente. En un conflicto similar al de los taxistas y Uber, las empresas concesionarias de transporte interurbano por carretera comenzaron a quejarse de la competencia desleal de BlaBlaCar, por lo que consideran un negocio no regulado y alegal. La inspección sigue a una denuncia de las empresas de autobuses y, según Fomento, aún no ha concluido. Según su consejero delegado en España, Vincent Rosso, todo el modelo es legal porque los usuarios solo comparten gastos y no hay ánimo de lucro. "La falta de pasajeros no es problema de BlaBlaCar, es más bien que por la crisis la gente quiere viajar más barato", declaró. Fomento publicó la semana pasada una advertencia general señalando que los prestadores de servicios de transporte de pasajeros tienen la obligación de contar con una licencia. El aviso, aunque no citaba nombres en concreto, aludía a plataformas como BlaBlaCar o Uber. La iniciativa encontró una rápida respuesta en la Comisión Europea, a través de su vicepresidenta, Neelie Kroes, quien recomendó a Fomento que no se exceda en su celo regulatorio porque no tiene autorización para intervenir en los acuerdos privados entre ciudadanos. Además, a los taxistas les dejó el mensaje de que con huelgas no se soluciona nada.