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MUNDIAL DE COREA Y JAPÓN

Ronaldo, la figura de la nueva época dorada de Brasil

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes30-06-2002

Ronaldo ha vuelto a la cumbre después de haber descendido a los infiernos para llevar a Brasil a su quinto Mundial y a una racha ganadora, tres finales consecutivas y dos títulos, que hacen echar la vista atrás y compararlo con el gran Edson Arantes do Nascimento, Pelé.

El llamado jogo bonito y los virtuosos del balón, como Garrincha, Didí, Tostão y por encima de todos, O Rei, fueron las señas de identidad del Brasil que, entre Suecia 1958 y México 1970, logró tres Mundiales. Después llegó el gran Sócrates, pero se quedó sin premio en España 1982. Así hasta el Mundial de Estados Unidos, en que Brasil conjugó el talento con el orden. Así, el dominio de Brasil en la última década ha sido incontestable, y sólo ha fracasado cuando le ha fallado el talento ofensivo. Primero con Carlos Alberto Parreira en el banquillo. La magia de Romario y Bebeto en la punta, cubiertas las espaldas con Mauro Silva y Dunga, más la fortuna en la tanda de penaltis, permitió que la Italia del mejor Roberto Baggio hincara la rodilla. Después llegó Mario Lobo Zagallo; el viejo lobo logró alcanzar la final, pero al explosivo Ronaldo le faltó el apoyo en ataque de Rivaldo y Denilson para tumbar a la Francia de Zinedine Zidane, conjurada para ganar su Mundial. La crisis desatada después de perder la final se llevó por delante a Emerson Leão y Wanderley Luxemburgo, antes de que Luiz Felipe Scolari llegase para imponer mano de hierro. Aun así, la pobre exhibición de los brasileños en la fase de clasificación y la exclusión del veterano Romario de la lista del Mundial despertaron demasiadas dudas. Felipão impuso orden, pero hubo de ceder al talento de Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho Gaúcho. Con ellos tres en el campo, Brasil supo conjugar el orden para darles como estrellas. Pero la resurrección de Brasil la ejemplifica como nadie Ronaldo Nazario de Lima. Con 18 años fue suplente en Estados Unidos; después explotó hasta ser el mejor jugador del mundo en 1997. Después le llegó la desgracia: la crisis nerviosa que sufrió la víspera de la final del Mundial de 1998, la posterior derrota contra Francia y sus dos gravísimas lesiones en el tendón de la rodilla izquierda en 1999 y 2000 estuvieron a punto de costarle el fracaso. Pero no: una dura rehabilitación y su talento le han devuelto adonde estaba. El otro ejemplo de Brasil es su lateral derecho, Cafú, siempre discutido, pero también el único jugador de la historia que ha disputado tres finales seguidas.