Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

AFGANISTÁN

La Gran Asamblea se nubla con las amenazas de los ‘señores de la guerra’

Por Eva Pozueco TurabiánTiempo de lectura2 min
Internacional22-06-2002

Con la Loya Jirga se espera que el país vuelva a la normalidad tras 23 años sin un Estado de derecho. Durante las reuniones se han tenido en cuenta, en todo momento, los acuerdos de Bonn y han sido muchas las personas que han podido colaborar expresando sus opiniones.

Sin embargo, la clausura de la Gran Asamblea estuvo sometida a una fuerte presión. Algunos líderes guerreros que controlan parte de Afganistán se encargaron, con sus amenazas, de dejar un sabor amargo en lo que parecía la solución definitiva para la reestructuración de un país que acaba de salir de una guerra. Muchos delegados de Gobierno fueron amenazados por intervenir en el plenario y acusados de obligar al país a acatar un Gobierno respaldado por extranjeros. El nuevo presidente, Hamid Karzai, se vio obligado a retrasar el anuncio del nuevo Gabinete que resultó de la Gran Asamblea. Aún está pendiente la elección de un consejo legislativo así como la lista definitiva de los ministros que ocuparán las distintas Carteras del Gobierno. Aunque Karzai pretenda instaurar un Gobierno, los señores de la guerra no se lo van a poner fácil. Estos líderes locales están descontentos con el nuevo presidente. Karzai prometió que alguno de los ministerios iría a parar a los jefes de las tribus más numerosas de Afganistán, pero es imposible favorecer a todos, ya que son más de 50 las etnias que forman el país. Los líderes cuentan con dinero y armamento, incluso, con milicias de las que pueden disponer para cumplir sus objetivos sin que el Gobierno central pueda impedírselo. Los embajadores europeos que se han desplazado hasta Kabul para intentar mediar y colaborar en la formación de un Gobierno democrático no saben cómo deben actuar ante este cúmulo de tensiones y desacuerdos entre el Gobierno y los señores de la guerra. Las amenazas se hacen cada vez más frecuentes y ya han sido varios los delegados que se ha quejado de recibirlas. Además, dos cohetes explosionaron muy cerca de la Embajada de EE.UU. en Kabul. La única solución posible es el aplazamiento del anuncio del nuevo Parlamento pero lo cierto es que la investidura del Gobierno no puede esperar más.