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TEATRO

Aquellos juguetes rotos de los años 60

Fotografía
Por Cristina González BoyarizoTiempo de lectura3 min
Espectáculos10-10-2013

"Érase una vez una década fabulosa, la de los años 60, con ideas sólidas sobre las que luchar, afirmación, fe y gente esperanzada, gente que veo ahora en tabernas, muriendo ante un vaso de cualquier cosa por una época que ya terminó. Hablo de los hijos de Gandhi, Martin Luther King, Marilyn Monroe o Kennedy. Hijos de todos los héroes de aquel entonces que fenecieron, se dejaron asesinar, abandonaron o simplemente desaparecieron". Esta fue la idea mágica que llevó al escritor Robert Patrick a convertir una reflexión en novela, Los hijos de Kennedy. Salió a la venta en 1975 y llegará como adaptación al teatro Cofidis Alcázar de Madrid el 11 de octubre, tras haber pasado ya por Bilbao o Pamplona.

Esta es la segunda representación inspirada en el libro. La primera data de 1977 y contó con un elenco fascinante para el momento, con miembros como Gema Cuervo, María Luisa Merlo o Carlos Larrañaga, entre otros, y fue un gran éxito. Ahora ocuparán su lugar actores de la talla de Maribel Verdú, Emma Suarez o Fernando Cayo. El argumento sigue siendo el mismo, dada su vigencia y atemporalidad. Cinco víctimas de una sociedad quizá demasiado ilusionada con las primeras revoluciones contemplan lo que quedó de sus aspiraciones frustradas. Desde la activista hippie más implicada y concienciada hasta una actriz amateur convencida de llegar a ser la sustituta de Marylin Monroe, pasando por una vieja gloria homosexual del cine o un joven ingenuo que se reclutó en la guerra de Vietnam y regresó convertido en asesino. La diferencia entre el antes y el ahora estriba en la forma de comunicar y el estilo de la escritura. Aunque parezca dramática, también podría encuadrarse en el género de la comedia ya que el argumento queda envuelto en el toque de la despreocupación y el colorismo de la música e imágenes de aquellos días, combinación que dota a la función de mayor dinamismo y diversión. La perspectiva de los intérpretes es de lo más positiva, son conscientes de la gran oportunidad que supone para ellos formar parte del elenco de esta obra y no dudan en manifestar su satisfacción: "Tenemos la suerte de encarnar a personajes que viven en un tiempo distinto al nuestro porque eso nos ayuda a aprender. Yo, por ejemplo, soy una experta de la Guerra Civil Española. Lo mejor de este trabajo es que cualquier época está viva para nosotros". Son palabras de una Maribel Verdú radiante en cada afirmación. Así mismo, Fernando Cayo quiere resaltar un aspecto fundamental de esta función tan peculiar en forma y fondo: "Los protagonistas tocan todo tipo de relación al hablar con el público, desde la charla con un amigo hasta un espectáculo de cabaret". La idea de reestrenar Los hijos de Kennedy no fue estrictamente de su director José María de Pou, sino del también especialista en la materia, Pedro Larrañaga. Respecto al objetivo que persiguen con la divulgación a la audiencia afirma: "La idea no era hacer una critica a la actualidad, sino rememorar unos años en que los héroes y las promesas llevaban la voz cantante. Hay muchos ciudadanos que aún viven colgados de los años 60 porque estos se interrumpieron de forma demasiado brusca". También ha tenido su momento de alegato a los políticos que aseguran que la industria no está pasando por su mejor momento debido a la mala calidad de las historias: "Decirle al señor Montoro que a mí tampoco me parece que los políticos de hoy sean los más adecuados y lo digo con conocimiento de causa porque veo como actúa el Gobierno, dudo que este hombre se pare a examinar todas las obras de las que dice poder hablar". Una representación para que los adultos y ancianos rememoren una etapa ya conocida y los jóvenes se familiaricen con sus luces y sus sombras, con su belleza general. "Queremos conseguir que los personajes congelados en la memoria colectiva salgan a actuar y revivan con el calor del público".