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EGIPTO

La plaza Tahrir se vuelve a teñir de sangre

Por Elena PalenciaTiempo de lectura2 min
Internacional08-10-2013

En ese lugar, en el que miles de egipcios tuvieron la esperanza de que pudieran abrir las puertas a la democracia, la sangre ha vuelto a ser la protagonista. Detectores de metales y perros policía controlaban ayer todos los accesos a la plaza Tahrir, pero aún así no se pudieron evitar los ataques entre adversarios ideológicos. La sede de la derrota de Hosni Mubarak se llenó de gente, y el líder del ejército, Abdelfatah al Sisi estaba en cabeza convertido en redentor.

El cuadragésimo aniversario de la victoriosa guerra árabe-israelí de 1973 demostró que Egipto sigue sufriendo las consecuencias: la población está dividida y las disputas partidistas se zanjan con heridas físicas. Se trata de un nuevo baño de sangre, concretamente el enésimo desde el golpe de Estado que finalizó con el gobierno de Mohamed Mursi. Según datos del Ministerio de Sanidad, se han contabilizado unos 51 muertos y al menos otras 268 han resultado heridas en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que hicieron notar su presencia a lo largo de todo el territorio egipcio. El bando que reúne a los Hermanos Musulmanes y aliados, la llamada Alianza Nacional en Defensa de la Legitimidad, hizo un llamamiento a todos sus seguidores para que se encontraran en los alrededores de la plaza Tahrir, custodiada por tanques y alambradas de púas donde el ejército celebró el ataque que les acercó un paso más a la recuperación del Sinaí. A mediodía, media docena de marchas islamistas emprendieron su camino desde múltiples barrios de El Cairo hacia el epicentro de las revueltas de 2011. Pero todas vieron su rumbo interrumpido antes de llegar al destino final, los dispositivos de seguridad de la ciudad rompieron todos los intentos de seguir avanzando por todos las vías posibles. Esto provocó que los enfrentamientos entre unos y otros no tardaran en producirse. Sin perder un momento, y a escasa distancia de Tahrir, los policías lanzaron gases lacrimógenos y abrieron fuego para espantar a la población. Asimismo, los disturbios también se sucedieron en distintas ciudades del país como Suez, Ismailia y el sur. En Delga, la ciudad del Medio Egipto, los altercados fueron más abundantes. Hasta hace dos semanas estuvo controlada por los islamistas por lo que cuatro seguidores de Mursi perdieron la vida cuando pasaban cerca de una comisaría. Además, se castigó con dureza “cualquier intento de obstaculizar servicios y carreteras” y alrededor de 200 islamistas fueron arrestados, tal y como ha anunciado el Ministerio del Interior. Esta nueva situación de violencia extrema tiene lugar justo después de la visita de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que intentó otra vez por todos los medios paliar la dura crisis política que está desplomando el país. Para ello tuvo un encuentro con Al Sisi y otro con dirigentes de la alianza de Mursi, pero para que logren un acuerdo todavía queda mucho por andar. El mismo primer ministro aseguró ayer, durante un discurso a la nación, que aunque los Hermanos Musulmanes hayan perdido una parte importante de su poder, todavía siguen siendo un peligro.