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ÁFRICA

MSF anuncia su retirada de Somalia por los ataques

Por Alba P. HuertasTiempo de lectura4 min
Sociedad14-08-2013

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha anunciado este miércoles que abandona todos sus proyectos en Somalia debido a los ataques sufridos por sus voluntarios. En la conferencia de prensa en Nairobi, Kenia, el presidente internacional de la ONG, Unni Karunakara, y el director general de MSF Holanda, Arjan Hehenkamp, han explicado los motivos por los que MSF ha decidido dejar de trabajar en Somalia, país en la que comenzaron su labor en 1991.

Su retirada del país es “el resultado de los ataques violentos que el personal de MSF ha sufrido en un contexto en el que, cada vez más, los grupos armados y los líderes civiles apoyan, justifican y/o toleran el asesinato, la agresión y el secuestro de trabajadores humanitarios”. Además han recordado que a pesar de negociar con “actores armados y las autoridades de todas las partes (…) en algunos casos, en particular en el centro y sur de Somalia, aunque no exclusivamente, los mismos actores con quienes MSF ha negociado las garantías mínimas de respeto a su misión médica humanitaria han tenido una implicación directa en los abusos contra los equipos de MSF, o han dado su aprobación tácita a los mismos. Dichas acciones y la tolerancia con la que son asumidas en este contexto impiden que cientos de miles de somalíes reciban y tengan acceso a la ayuda humanitaria”. Han explicado que “la excepcionalidad de las necesidades humanitarias en el país ha obligado a la organización y a su personal a tolerar niveles de riesgo incomparables, en gran parte sufridos por los propios colegas somalíes de la organización, así como a comprometer seriamente sus principios operacionales de independencia e imparcialidad”. Y por último ha recordado los incidentes más recientes cuando asesinaron brutalmente a dos trabajadores de MSF en Mogadiscio en diciembre de 2011 y la rápida liberación del asesino convicto y el secuestro de dos cooperantes españolas en Dadaab, en Kenia, que mantuvieron en cautiverio durante 21 meses en Somalia. Pero estos incidentes no son los únicos sufridos por cooperantes de MSF, otros 14 trabajadores han sido asesinados y desde 1991 los trabajadores, las ambulancias e instalaciones de la ONG han sufrido decenas de ataques. Después de la liberación de las cooperantes el pasado 17 de julio, la ONG declaró que estaba pensando en la posibilidad de terminar su actuación en Somalia por no poder asegurar la seguridad de sus cooperantes. El doctor y presidente internacional de la ONG, Unni Karunakara, ha declarado que “al optar por el asesinato, el ataque y el secuestro de trabajadores humanitarios, estos grupos armados y las autoridades civiles que toleran sus acciones han sellado el destino de incontables vidas en Somalia”. Y ha añadido que “cerramos nuestros programas en Somalia porque la situación en el país ha creado un desequilibrio insostenible entre los riesgos y los compromisos que nuestro personal debe asumir y nuestra capacidad de proporcionar ayuda al pueblo somalí”. Debido a estos ataques sufridos en Somalia la ONG se vio obligada a emplear escoltas armados, una situación excepcional que no hace en ningún país y a “tolerar grandísimas limitaciones a su capacidad de evaluar de forma independiente las necesidades de la población y responder a las mismas”. MSF ha hecho hincapié en que su misión en los países se necesita “un nivel mínimo de reconocimiento del valor de la labor médico-humanitaria y, por lo tanto, la aceptación de todas las partes en conflicto y de las comunidades para que se permita la atención médica, así como los principios operacionales de independencia e imparcialidad. (…) Estos actores deben demostrar la capacidad y voluntad de apoyar unas mínimas garantías negociadas de seguridad para los pacientes y el personal. A día de hoy, esta aceptación, siempre frágil en zonas de conflicto, ya no existe en Somalia”. El presidente internacional ha recordado que “la población civil de Somalia será la que en última instancia pague el precio más alto”. Y ha explicado que “gran parte de la población somalí nunca ha conocido su país sin guerra ni hambrunas. Cuando ya de por sí recibe menos atención de la necesaria, los ataques de grupos armados contra el personal humanitario, y la tolerancia de líderes civiles a estos abusos, han acabado finalmente con el escaso acceso a la atención médica de la que dispone el pueblo somalí”. Con esta decisión se cerrarán todos los programas médicos en el país: en Mogadiscio y en los suburbios de Afgooye y Daynille, así como los de Balwad, Dinsor, Galkayo, Jilib, Jowhar, Kismayo, Marere y Burao. Durante estos 22 años de actuación en Somalia más de 1.5000 trabajadores de MSF han proporcionado atención primaria de salud gratuita, tratamiento de la desnutrición, salud materna, cirugía, respuesta a epidemias, campañas de vacunación, agua y suministros de ayuda. En 2012 se proporcionaron más de 624.000 consultas médicas, atendieron a 41.100 pacientes en sus hospitales, trataron a 30.090 niños por desnutrición, vacunaron a 58.620 personas y asistieron el parto de 7.300 bebés. A pesar del cierre de todos los proyectos en Somalia, MSF ha dejado claro que “mantiene su compromiso de abordar estas enormes necesidades a través de la atención médica y la ayuda humanitaria” pero que “todos los actores en Somalia deben demostrar con hechos que tienen la voluntad y la capacidad de facilitar la prestación de la ayuda humanitaria al pueblo somalí, así como respetar la seguridad de los trabajadores humanitarios que arriesgan sus vidas para atenderle”.