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EGIPTO

Mursi, derrocado por "el incumplimiento de sus promesas"

Por Natalia Méndez AparicioTiempo de lectura4 min
Internacional06-07-2013

El 2012 fue un año decisivo para Egipto. La Primavera Árabe había llegado también a este país un año antes, donde Mubarak fue condenado a cadena perpetua y el pueblo votó en las primeras elecciones democráticas a Mohamed Mursi, líder de un movimiento islamista moderado. Pero, de nuevo, este territorio ha contemplado las protestas de una población a la que no le ha agradado cómo su nuevo presidente ha dirigido el país. Éste es el motivo por el que ha sido derrocado por las Fuerzas Armadas de Egipto.

Cuando finalizaron las elecciones del pasado año y Mursi salió vencedor, éste anunció que haría reformas constitucionales. Los egipcios, no conformes con dichas modificaciones en la ley, volvieron a salir a las calles para mostrar su descontento con un cambio legislativo que supondría mayor poder para las fuerzas militares y un mayor control por parte del islamismo. La alteración en la constitución egipcia buscaba conseguir un país totalmente islamista, cuya religión y cultura se vean guiados por Alá. No obstante, aparte de las creencias religiosas, en lugar de defender los derechos civiles, pretendía obtener intereses propios, los cuales se alejan bastante del modelo de democracia que buscaba el pueblo y por el que ha luchado durante estos años. Por otro lado, la crisis económica no ha sido la gran aliada de Mursi. Al contrario, ha sido uno de los aspectos que más le ha afectado durante su legislatura. Los mayores problemas que ha causado la recesión económica en Egipto han sido el pan, la basura, el tráfico, el petróleo y la seguridad, agravados por una mala herencia. En las promesas electorales, uno de los puntos dictaba que se comprometía a solucionar estos inconvenientes; bajaría los precios de los productos y mejoraría la situación social respecto a la se que vivía durante el periodo de gobierno de Mubarak.. No obstante, no ha podido con ello y esta promesa se suma a una lista llena de compromisos sin cumplir y que ha sido lo más molesto para la población egipcia. Justificando la expulsión de Mursi del poder, defienden que el motivo de ello ha sido "el incumplimiento de sus promesas". Nada más ser elegido, con muy poca diferencia respecto a su oponente en las elecciones, Mursi prometió crear un gobierno de unidad nacional, en el que colaboraría con todos los sectores de la sociedad y del país. Sin embargo, la oposición opina que esta situación de comunidad de debate y acuerdos comunes no se ha llevado a cabo porque el presidente ha ido acaparando cada vez más poder, a favor de Hermanos Musulmanes, que ha sido su principal apoyo en este año de presidencia. El Ejército colabora con el pueblo, pero sus intenciones no son claras Por el momento, sigue sin estar claro el futuro de Egipto. Según la Unión Europea el golpe militar era necesario ante el "aumento de la tensión y la polarización" que se estaba viviendo las últimas semanas en Egipto, en especial en las calles de El Cairo. Aunque las dudas sobre cómo se desarrollará la vida política a partir de ahora mantienen en vilo a los países que tienen intereses económicos en la zona. Se teme que la "hoja de ruta" propuesta por el ejército se aparte como referente temporal para dar paso a una dictadura militar, por lo que los egipcios seguirían sin vivir esa democracia que tanto les han prometido. Hasta ahora, los militares han anunciado que si no se llegara a un acuerdo, además de suspender la Constitución, disolverán las Cortes. Además, esta sublevación militar ha supuesto una mayor fuerza en la toma de decisiones, por lo que si se diese el caso de poder votar democráticamente a un presidente en el futuro, éste tendría que trabajar mano a mano con el ejército o consentir lo que ellos pidan. Esto supondría que el presidente actuaría bajo las presiones de los soldados y que tendrían siempre la libertad de poder amenazar a otros ciudadanos. El Ejército promete "que no intervendrá si las manifestaciones son pacíficas" ante el resto de países del mundo. No obstante, sigue habiendo muertos y heridos en las manifestaciones de todo el país y los ciudadanos están muy enfrentados unos con otros. Por ello, se ha planteado la posibilidad de que de comienzo una guerra civil. El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, José Manuel García-Margallo, ha declarado que "el gran temor en Egipto en estos momentos es que se produjese un escenario a la argelina. En el año 92, el Frente Islámico de Salvación gana las elecciones, el Ejército interrumpe el proceso y asistimos a una guerra civil que duró 10 años y 200.000 muertos". Ministros y dirigentes de muchos países esperan que esta situación se calme y así evitar que el país entre en una guerra civil. Aunque se trate de algo difícil de conseguir, ya que los militares están peleando contra los partidarios del islam o que siguen apoyando a Mursi.