NUEVO PAQUETE DE MEDIDAS ECONÓMICAS
Rajoy se justifica en la liberación del peso de la herencia y en el criterio de la necesidad
Por Rocío Linares4 min
España11-07-2012
Preparaba el terreno anunciando un informe que “podía resultar prolijo”, pero fiel a la cumbre Europea recientemente celebrada. Rajoy se enfrentaba a la cámara baja para explicar que todo lo que traía de Bruselas era ayuda a cambio de vigilancia y nuevas medidas que no iban a gustar. “Yo soy el primero en estar haciendo lo que no le gusta”, afirmaba. El presidente quiso empezar con una paradoja que viene repitiéndose en los últimos meses: inmediatamente después de la Cumbre, las bolsas subieron, la prima de riesgo se relajaba y todo parecía indicar que ganamos la confianza de los mercados, hasta que la falta de aplicación inmediata de los beneficios esperados en los mecanismos relativos a la compra de deuda en el mercado secundario, devolvieran de nuevo la alarma.
El Consejo Europeo de Junio se ha celebrado en un momento crítico para el euro y especialmente, para España, apuntaba el presidente. Sus palabras, que funcionaban como introducción pero eran más una justificación, hablaban de la grave recesión que vivimos, remediable con las reformas estructurales que hasta ahora se habían desarrollado, y las nuevas que se han presentado bajo el imperativo del Consejo Europeo. Son estrictas obligaciones con sanciones por incumplimiento que nos adentran en una reforma económica que hace mella e historia en la conciencia española. La segunda recesión más grave de nuestra historia “Necesitamos que nos presten dinero hasta para pagar las prestaciones por desempleo, los sueldos de los funcionarios, la sanidad, la educación, etc”. España se ve obligada a pedir préstamos al exterior a pesar de que a penas puede pagarlos. Tal es la situación actual, que Rajoy renuncia públicamente a sus objetivos de competitividad y flexibilidad para crecer y crear empleo. “Nunca la economía española había tenido dos recesiones tan seguidas y de esta magnitud”. El decrecimiento de la actividad económica se acerca del 2% y no se puede hablar de freno pues para el año que viene las previsiones apuntan a que continuará la caída. La esperanza es que se quede más cerca del 0%. Las cifras sangrantes de la economía han llegado a los seis millones de parados, más de la mitad de la población joven y preparada no encuentra trabajo y más de treinta mil empresas han cerrado en el último año. El déficit público ha alcanzado el 8,9%, más del doble de la cifra de la zona euro y la deuda que mantenemos con el exterior no para de crecer hasta el punto en que, de momento, debemos prácticamente la totalidad de nuestro PIB. Nos encontramos en unos niveles muy altos de desajuste presupuestario y es aún más doloroso para los ciudadanos que el sacrificio que hacen con sus economías se destine a pagar la deuda pública porque cuesta un 7%. Entre tanto sentimiento negativo, queda algún indicador que nos produce aliento. La inflación española está por debajo de la media de la zona euro, situación sin precedentes desde que somos parte de la Unión Monetaria y por otra parte, el sector exterior se ha corregido hasta alcanzar prácticamente el equilibrio. Lo que Rajoy ha intentado decir en todo momento usando el reciente ejemplo de lo ocurrido con los mercados y apuntando los datos negativos de la economía, era que se necesita rapidez y eficacia en el cumplimiento de los nuevos acuerdos. Y con esto, hacía una petición especial de apoyo y de compromiso por parte de toda la cámara después de que agradecía, antes de nada, la unión que se había percibido en otros momentos críticos anteriores. El tiempo pasa a ser un factor determinante en el manejo de la incertidumbre de los mercados y las dudas sobre la Unión Monetaria y proponía evitar cualquier situación de rodeos en las decisiones políticas antes de la aplicación de las medidas, todas ellas, necesaria y obligatorias. Rubalcaba dispuesto a “un pacto nacional” Alfredo Pérez Rubalcaba, líder de la oposición, presentó al presidente una “enmienda a la totalidad” después de conocer el nuevo paquete de ajustes. Antes de tender una mano al gobierno, mostró su desaprobación con “castigar a las clases medias y a los trabajadores” y más tarde, insistió en que Rajoy puede y debe contar con su grupo político para hacer frente a la crisis con ajustes “más eficaces y menos dañinos”, pero fundamentalmente, pactados. El líder socialista dedujo que las recetas del gobierno popular no eran las adecuadas puesto que “todos los parámetros han empeorado” y consideró fracasada la gestión de los seis meses de gobierno, además, matizó algunas de las nuevas medidas anunciadas como “insultos” y exigió la retirada de nueva subida del IVA. Siguiendo con las reacciones, la portavoz parlamentaria de UPyD, Rosa Díez, respondió al presidente Mariano Rajoy afirmando que “España tiene coraje para salir de esto” y cuestionó si el Gobierno sería valiente para cambiar el modelo de Estado. Para Díez, Rajoy le ha recordado a Zapatero cuando se excusó en la “letanía de que no le quedaba otro remedio” para aplicar recortes dramáticos, teniendo en cuenta que “no siempre lo que duele es lo mejor”. Hasta ahora las soluciones presentadas obedecen a exigencias de cifras y niveles económicos que, en el momento de reflejarse en la situación española, no acortarán directamente la cola de millones de parados. Este problema, que es, según Rajoy, su mayor “acicate”, le importa mucho más, pero ciertamente, la recuperación del empleo depende de encontrar los equilibrios económicos. Después de todos los recortes, el presidente quiso dejar claro que no se iban a recortar sus ambiciones para España y emplaza a los españoles a preguntarse si hay en este país coraje y determinación necesarios para mantener esta disciplina el tiempo suficiente, que es un tiempo indeterminado por el momento.