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El PSE: "No es posible hablar de desastre, pero sí de fracaso"

Por Elena López OlivaTiempo de lectura2 min
España20-05-2001

El resultado de las elecciones vascas para el Partido Socialista de Euskadi (PSE) ha sido agridulce. A pesar de haber ganado 30.000 votos y de situarse de nuevo como la tercera fuerza en el Parlamento vasco, los resultados no colmaron las expectativas que se había marcado el equipo de Nicolás Redondo Terreros.

El PSE-EE ha obtenido 13 escaños en estos comicios, uno menos que en las autonómicas de 1998. Los miembros de la Ejecutiva, congregados en el hotel Ercilla de Bilbao, constataban que el mensaje de "la fuerza del cambio" no había tenido el empuje necesario. Los socialistas se sacaron la espina que llevaban clavada desde las anteriores elecciones autonómicas, en las que la formación que lidera Arnaldo Otegi, al calor de la tregua iniciada por ETA, convirtió al PSE-EE de Redondo en la cuarta fuerza con 14 escaños. A pesar de que no pudieron celebrar unos buenos resultados, sí festejaron el descenso rotundo de EH. Después de los comicios, un resignado Nicolás Redondo asumía públicamente el veredicto de las urnas, reconocía "la victoria de los nacionalistas" y aseguraba que la prioridad ahora es "recuperar la unidad de los demócratas frente a ETA". La Ejecutiva socialista, por unanimidad, ha decidido que el partido se quede en la oposición. El PSE inicia una nueva etapa en la que pretende construir el tan añorado para ellos "proyecto autónomo y progresista con vocación de alternativa al nacionalismo vasco". Los socialistas han diseñado una estrategia basada en una oposición "firme y dialogante" -según ha declarado el dirigente socialista Rodolfo Ares-. José Blanco, secretario de Organización del PSOE, ha asegurado que "no se dan las condiciones para contemplar ninguna hipótesis de gobierno con el PNV" y que es "Ibarretxe quien debe garantizar la pluralidad de la sociedad vasca con un Gobierno que desarrolle políticas para todos los ciudadanos". Del mismo modo, Jesús Eguiguren, vicesecretario general del PSE-EE, aseguraba que "no pueden gobernar con un partido que ha defendido la autodeterminación y la independencia". Redondo ha asegurado que su partido será "coherente" con lo que ha dicho durante la campaña y ha insistido en que defenderá "las reglas de juego democrático y un camino para la libertad, la igualdad y la solidaridad". Porque a su juicio los resultados evidencian que la sociedad vasca quiere un "país libre en el que no haya sitio para la desigualdad entre nacionalistas y no nacionalistas". El bloque constitucionalista se ha quedado lejos de su objetivo: lograr la mayoría absoluta. Los socialistas no se han beneficiado de ese elevado índice de participación que ha roto el techo de los comicios autonómicos en el País Vasco. Pero los malos resultados del PSE no son fruto del triunfo de Mayor Oreja, sino de la gran cosecha de votos obtenida por el nacionalismo democrático.