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CINE

El cine francés acapara la gran pantalla

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Espectáculos06-04-2012

Cuando un filme toca el éxito, el resto quiere hacer lo mismo. El cine francés llega a tropel hasta España con caras famosas por filmes que han recogido más de un galardón. Si el espectador se había olvidado del seductor Jean Dujardin, Los infieles será la encargada de recordárselo. Otra cosa es que salga igual de motivado que con The artist.

En Francia ya ha recaudado más de 14 millones de euros. Ahora llega a España para hacer lo mismo. Con Jean Dujardin como director, entre otros, Los infieles promete una comedia provocativa con diferentes historias unidas por un solo cometido: conquistar a las mujeres. ¿Suena a cliché inmaduro? El espectador debe juzgar por sí mismo. Más conmovedora suena la historia de Jo Canavaro, nieto de una leyenda del rugby, y que busca para su hijo un futuro prometedor similar al suyo. Mi hijo y yo se estrenó en Francia hace ya dos años y dejó huella. De hecho está dirigida por el mítico ex jugador de este deporte en los años 80 Philippe Guillard. Escribió el guión hace más de una década, inspirado en una vivencia personal y que ahora quiere compartir con el resto del mundo. Con el cine galo compite el nacional con el thriller psicológico. Grupo 7 llega a la gran pantalla para contar una historia ambientada en la Expo 1992 de Sevilla. Mientras ríos de turistas acudían al exitoso evento, cuando España empezaba a dar sus pinitos como un líder más del mundo, la ciudad era caldo del malvado vicio llamado droga. Persecuciones de azotea en azotea, barrios bajos y mucho hiperrealismo policiaco, fiel reflejo de la decadencia institucional española. De Sevilla a Madrid. Espionaje y conocimientos que ponen en peligro vidas y con extra atrayente: asomarse a los rincones madrileños en La fría luz del día, una película en que el espectador tendrá el gusto de ver caras conocidas del séptimo arte traído de Hollywood, como son Sigourney Weaver y Bruce Willis. Y un apunte independiente que puede sorprender. Un retrato social de la América profunda, esquizofrénica mirada hacia los sueños apocalípticos son la tónica de Take shelter, un filme que consigue crear una atmósfera asfixiante y recrear lo que supone vivir un ataque de pánico. No suena apetecible para una tarde de domingo, aunque la idea en torno a la inminente destrucción del planeta sin recurrir a técnicas de mala película de terror es de por sí argumento suficiente para darle una oportunidad.