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ÁFRICA

Los golpistas de Malí, acorralados por las sanciones políticas

Por Aída Menéndez CuestaTiempo de lectura1 min
Internacional03-04-2012

Los trece mandatarios miembros de Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), han acordado en Dakar, un embargo total y una posible intervención militar contra los golpistas de Malí con el fin del restablecimiento del orden constitucional. Una decisión que viene dada por el avance fulgurante de los tuaregs en el norte de Malí, en la ciudad de Tombuctú.

La reunión acontecida entre los miembros de la CEDEAO ha finalizado con una serie de iniciativas para frenar el movimiento actual que ocupa el norte de Malí. Los llamados tuaregs, corriente islamista, tratan de reivindicar la independencia en medio de la inestabilidad del país. Los rebeldes forman parte de un pueblo libre sin ansias de gobernar, pero tampoco de ser gobernados. Las aspiraciones de los propios tuaregs quedan supeditadas a la influencia de Al Qaeda, quien toma a este pueblo como herramienta revolucionaria para hacerse con el Magreb islámico y radical. Por tanto, el trasfondo de este conflicto se ve relacionado con intenciones políticas y religiosas. Los tuaregs representan el “Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad”, quienes aseguran que “nuestro objetivo no es ir más allá de las fronteras Azawad. No queremos crear problemas para la población, y menos aún, conflictos regionales». Están dispuestos a dialogar con el Gobierno de Malí para solucionar la crítica situación que vive el país. Mientras, la comunidad internacional, no da una solución contundente ante el problema. El Gobierno francés ya ha sugerido que no va a intervenir en el conflicto enviando tropas francesas hasta el desenlace del pronunciamiento malinense. Sólo cabe decir que el conflicto se ha saldado, por ahora, con 200.000 refugiados y desplazados, sin olvidar el innumerable número de muertos, aunque no quedan detallados en cifras oficiales. Un malestar continuo en el Ejército de Malí que se hizo latente cuando se depuso a Amadou Toumani Touré, presidente del país.