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JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Procesiones de Semana Santa en pleno mes de agosto

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Sociedad21-08-2011

La Semana Santa es la mayor muestra pública de fe cristiana en España. Quizá por eso la Jornada Mundial de la Juventud ha intentado repetir en pleno mes de agosto el espíritu de la pasión y muerte de Cristo. El éxito de la iniciativa no ha podido ser mayor, con más de un millón de personas en las calles y el Papa recorriendo las imágenes más típicas del fervor cristiano.

El viernes de la Jornada Mundial de la Juventud se transformó en una especie de Viernes Santo por las calles de Madrid. El Paseo de Recoletos, que transcurre en pleno centro desde la Plaza de Colón a la Plaza de Cibeles, acogió los pasos de 15 cofradías de todos los puntos de España para representar con tallas de madera el calvario que sufrió Jesucristo antes de morir en la cruz. El objetivo era que los jóvenes compartieran con el Santo Padre un Vía Crucis sobrecargado por la emoción de la oración. El coro y la orquesta de la JMJ fueron los encargados de amenizar el trayecto entre paso y paso, entre estación y estación. Pero la principal protagonista fue la Cruz de los Jóvenes, que el Papa Juan Pablo II dejó como legado a las nuevas generaciones y que recorre el mundo danto testimonio de fe. Varios grupos de jóvenes se encargaron de portarla entre cada imagen, cada grupo elegido minuciosamente con un determinado simbolismo: discapacitados, afectados por el paro, damnificados de los terremotos de Haití y Japón, africanos perseguidos por su fe, albaneses reprimidos en su país, árabes que adoran a Jesús en naciones musulmanas, etc. Las imágenes de la Semana Santa también estaban escogidas entre las mejores de toda España, con el ánimo de representar el sentir de un país entero pero especialmente con el reto de reproducir la pasión de Cristo. Destacaban la Santa Cena de Salzillo (procedente de Murcia), el Jesús con Judas y San Juan (Málaga), Las negaciones de San Pedro (Alicante), el Cristo de Medinaceli (una talla de Madrid del siglo XVII), el Cristo caído camino del Calvario de Benlliure (Jaen), el Jesús Nazareno (León), La Verónica (Cádiz), el Jesús y dos sayones (Granada), La Crucifixión (Zamora), el Cristo de Mena (Málaga), el Cristo de la Salud (Cuenca), La quinta angustia esculpida por Gregorio Fernández en 1625 (Valladolid), el Cadáver de Jesús -también de Gregorio Fernández- (Segovia) y la Virgen de la Regla (Sevilla). El Vía Crucis transcurrió en pleno silencio y meditación por parte de los peregrinos, repartidos por multitud de calles de Madrid. Se calcula que un millón de personas participaron en la plegaria, ya que abarrotaron la Plaza de Colón, la calle Génova, el Paseo de Recoletos, la Plaza de Cibeles y buena parte de la calle de Alcalá y el Paseo del Prado. En su mensaje a los jóvenes, el Papa utilizó el Vía Crucis que padeció Cristo como un ejemplo del modo que debe afrontarse el sufrimiento en la vida y de la obligada entrega a los más desfavorecidos. "Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer", espetó a los cientos de miles de jóvenes que el viernes ya estaban en Madrid.