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JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Los jóvenes se 'empapan' por Benedicto XVI

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Sociedad21-08-2011

Quienes pedían a los jóvenes que se mojaran por el Papa no podían imaginar hasta qué punto se haría realidad ese deseo. Los dos millones de peregrinos llegados a Madrid se empaparon de agua y de fervor religioso durante la vigilia celebrada este sábado en el Aeródromo de Cuatro Vientos. Aguantaron bajo una espectacular tormenta con tal de escuchar a Benedicto XVI.

Primero fue el intenso calor. La Jornada Mundial de la Juventud ha coincidido con la semana de más calor de todo este verano en Madrid. Por eso, los peregrinos de Cuatro Vientos tuvieron que soportar durante unas ocho horas una temperatura de 40 grados hasta que llegó el Papa para iniciar la vigilia nocturna. La lluvia y, sobre todo, el viento intentaron robar protagonismo a Benedicto XVI. Pero no lo consiguieron. Justo al empezar la lectura de la Palabra, una tormenta azotó a los más de dos millones de peregrinos e incluso logró interrumpir durante casi 20 minutos el discurso del Santo Padre, quien no se movió de su asiento pese a las inclemencias metereológicas, que parecían recordar al diluvio universal que narra la Biblia. Tanto el Papa como los jóvenes permanecieron firmes y sonrientes. "Yo me quedó aquí", llegó a decir Benedicto XVI a sus colaboradores cuando le recomendaron que abandonase el escenario por cuestiones de seguridad. Los jóvenes celebraron la actitud del Papa con aplausos y con cánticos que se han hecho universales en estos días por Madrid. "¡Esta es la juventud del Papa!", repetían una y otra vez los peregrinos para demostrar que su fe en Cristo y en la Iglesia estaba por encima de una tormenta de lluvia y viento. El Santo Padre agradeció ese comportamiento y lo puso como "maravilloso ejemplo" antes de marcharse a descansar. "Firmes en la fe en Cristo habéis resistido la lluvia", les dijo. "Gracias por el sacrificio que estáis haciendo y que no dudo ofreceréis generosamente al Señor. (...) Igual que esta noche, con Cristo podréis siempre afrontar las pruebas de la vida. No lo olvidéis". Los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, también se mojaron en primer fila mientras escuchaban al Papa. Lo hicieron en realidad todos los peregrinos, muchos de ellos calados hasta los huesos por el agua de una fuerte tormenta de verano que provocó desperfectos en el escenario principal y que tumbó varias carpas montadas para que los jóvenes rezaran durante la noche al Santísimo. No cabe duda de que los jóvenes se empaparon, en todos los sentidos, con tal de ver a Benedicto XVI y demostrar su fe cristiana. El momento más emotivo llegó con la adoración a Cristo, colocado en la Custodia de Arfe, una joya de la orfebrería española construida en 1524 y que únicamente sale a la calle en la procesión anual del Corpus Christi en Toledo. Cuando el Papa colocó la sagrada forma dentro de la custodia, el jolgorio de los jóvenes se transformó de inmediato en silencio. Todos se pusieron de rodillas en el suelo, convertido en barro por el efecto de la lluvia. Los peregrinos demostraban así su máximo respeto y devoción hacia Jesucristo y ponían de manifiesto que saben distinguir entre la fiesta y la oración, aunque ambas cosas sean compatibles.