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Manuel Brabo

Ya está en España, liberado y junto a los que más quiere

Por Caterina CrespoTiempo de lectura2 min
Comunicación20-05-2011

Tras la liberación de Manuel Brabo el pasado miércoles y que llevaba secuestrado por el gobierno libio desde el 5 de abril, él y su familia han dado una rueda de prensa donde han comunicado sus impresiones. El padre emocionado le ha dado las gracias a todos los amigos, familiares y conocidos que durante todo este tiempo se han movilizado y le han ayudado a través de Internet a pedir ayuda para su rescate además de las movilizaciones iniciativa de sus compañeros. Y sobre todo y especialmente el de Diego Ruiz, el representante de la Embajada y al Ministerio de Asuntos Exteriores, al que se ha referido con las siguientes palabras: "que nos ha mantenido con la esperanza viva tanto tiempo". Por su parte Brabo ha aprovechado la ocasión entre lágrimas para agradecer también todo lo que han hecho por él y con mucha angustia ha relatado cómo ha sido su cautiverio en Libia. En conclusión el resumen de un duro y extenuante mes y medio de encierro.

Según ha relatado todo sucedió en un momento en el que el ejército de los rebeldes a los que ha calificado de ejército de Pancho Villa los dejó abandonados frente a las tropas de Gadafi. Brabo se encontraba junto a los periodistas; James Fowley, Claire Morgane y Antón Hammerl, a los que empezaron a disparar. Luego los capturaron, los ataron y empezaron a darles "culatazos". En Brega, los sometieron por separado y con los ojos vendados a un interrogatorio y tras dos días en un calabozo los "arreglaron" para una "especie" de entrevista para la televisión Libia. Más tarde, los trasladaron a Trípoli junto con un equipo de la NBC. Esa fue la primera vez en la que Brabo pensó que podían liberarles ya que durante el trayecto les ofrecieron bocadillos. Los del equipo de televisión sí fueron repatriados. Brabo y sus compañeros permanecieron 12 días en un centro militar de detención solos en una celda de aislamiento. Luego los trasladaron a un juzgado. De nuevo pensaron que los iban a liberar, pero entonces fue cuando les acusaron de haber entrado ilegalmente en el país y de ejercer el periodismo sin permiso. A continuación los llevaron a una celda con ocho presos. Es en la cárcel cuando le facilitaron un teléfono para contactar con su familia. Ha reconocido que: "Estaba muy preocupado porque tú sabes que estás vivo pero no sabes lo que ellos pueden estar pensando. Luego resulta que mis padres sabían más que yo". Volvió a acudir al juzgado en varias ocasiones pero sin sacar nada en claro. Luego los llevaron a una villa de la capital Libia, "con cama, espejo y platos de gambas. Justo entonces se le ocurre a la OTAN bombardear Trípoli", ha resumido Brabo. Lo cambiaron a otra villa "con tele, cama y cocacola". Los periodistas la llamaban la Granja de engorde: "Nos tuvieron allí comiendo hasta lograr que pareciéramos personas". Ese hecho reavivó su esperanza. Una esperanza que Brabo ha confesado que nunca perdió "Decidí que si lo hacía acabaría siendo un andrajo en una celda". Por fin el lunes de la semana pasada les llevaron de nuevo a los juzgados "y el fiscal que el primer día nos había acusado se puso una toga y se convirtió en juez". El nuevo magistrado le aseguró que quedaría libre. Algo que sucedió 10 días después. El miércoles lo llevaron en un lujoso mercedes hasta un hotel donde estaba la prensa, "allí nos ofrecieron volver o quedarnos a trabajar legalmente porque nos daban la visa", ha concluido en una media sonrisa. En cuanto a su compañero Antón Hammerl reconoce no saber dónde está y que la última vez que le vio estaba pálido y en muy mal estado físico.