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Francisco de Goya en Barcelona

"Los desastres de la Guerra" de Goya se exhibe en Barcelona

Por Bianca PadillaTiempo de lectura3 min
Cultura24-03-2011

El conjunto de obras que conforman la colección denominada 'Los Desastres de la Guerra', que Francisco de Goya retrató con el fin de narrar los sucesos que tuvieron lugar durante la guerra de la Independencia (1808-1814), serán exhibidos en el Museu Diocesà de Barcelona. Esta exposición, a su vez, contará con una sección dedicada a cómo el conflicto afectó en gran medida a Cataluña.

La exposición, cuyo fondos son propiedad de Ibercaja, aglomera 80 grabados de la primera edición que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando realizó en 1863, a pesar de haberlas hecho casi 50 años después de las primerizas pruebas de Goya. La obra en sí cuenta con un gran trasfondo ya que los dibujos se realizaron debido a un encargo que le solicitó el general José de Palafox, que era fiel defensor de Zaragoza, al pintor, para que éste describiese con exactitud la barbarie a la que se estaba enfrentando el admirable y resistente pueblo español. A pesar de que el artista era sordo, motivo por el cual Luis Gil tuvo que acompañarle en la recopilación de datos a través del lenguaje de signos para la ejecución de las piezas, y después de un arduo viaje, el pintor se vio sorprendido por el desenlace de duros acontecimientos bélicos y por ello fue capaz de plasmar en los primeros grabados los hechos de manera explícita. Por su parte, la responsable de proyectos culturales de Ibercaja, Magdalena Lasala, remarcaba que "Goya se adelantó al concepto de reportero gráfico", y además añadió que el pintor siempre era espectador de lo que retrataba lo que le da al artista aragonés carácter de "cronista gráfico". Con respecto a la segunda parte de la colección donde abunda la crítica, la denuncia y la sátira y que abarca el crudo período entre 1848 y 1865, que más destacó por los largos años de hambre y miseria que padecían los ciudadanos de la capital que por las batallas sangrientas y la violencia de los guerrilleros y de la masa incontrolada que predominaron en el período anterior. Asimismo, cabe destacar la profundo "decepción", que le invadió, y que refleja en sus obras, al ver llegar al trono al rey Fernando VII, que fue un severo traidor de su pueblo al abolir la Constitución de 1812 y retomar la rama anticuada del más puro absolutismo. Además, realizó una denuncia contra la vuelta al Antiguo Régimen, contra la Iglesia, alíada del poder absoluto, contra la Inquisición y contra el sometimiento del pueblo español a esos poderes. Pero el autor no vio publicada esta parte de su obra por razones políticas, se quedó tan sólo con sus pruebas, ya que éstas fueron exhibidas una vez éste falleció. Según el especialista Arturo Ansón, "en un principio Goya quiso plasmar la destrucción, violencia y horrores que él mismo contempló en Zaragoza tras el primer Sitio y durante el viaje desde Madrid a la capital aragonesa, pero luego tuvo la necesidad de continuar plasmando los horrores de esa guerra trascendiendo el propio conflicto en el que estaba inmerso nuestro país". No obstante, su valor documental no alberga todo el secreto de su reclamo sino que también esta colección hace ver cómo el autor, que disponía del conocimiento de la técnica del grabado de Rembrandt, supo innovar con la técnica de la 'aguada', que consiste en una técnica de grabar que permite la inserción de diferentes texturas al dibujo para lograr una incremento de la expresividad. Por otro lado, el Museo facilitará la entrada a una sección con información acerca del efecto que tuvo la Guerra de la Independencia sobre Catalunya. En esta sección de la exposición se darán a conocer hechos como el caso del sacerdote Pedro Coret, que era un doble espía al cual le mandaban envenenar a través del agua a los franceses ubicados en Barcelona durante las batallas, pero que avisaba de lo que tramaba a cambio de recompensa poco antes de llevarlo a cabo. O bien el caso de un patriótico sargento de Ciudad Rodrigo (Salamanca) que estuvo durante años viajando por Francia bajo el paraguas de hacerse pasar por cardenal Borbón hasta que un buen día cayó en manos de la Inquisición.