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REVUELTAS ÁRABES

Marruecos: último país en unirse a la oleada revolucionaria

Por Javier M. Fandiño/Álvaro BerroTiempo de lectura3 min
Sociedad17-02-2011

El estallido revolucionario producido en Oriente y en el norte de África ha llegado a Marruecos. La situación política que vive el mundo árabe en estos momentos es insostenible y Bahréin, Irán, Yemen, Libia, Argelia e incluso Pekín son los otros países que están siguiendo durante estos días el ejemplo de Túnez, Egipto y Argelia.

Marruecos ha sido el último país en sumarse a la oleada revolucionaria que está invadiendo el mundo árabe. Miles de personas se han manifestado por las calles de Rabat y Casablanca para pedir que se disuelvan Gobierno y Parlamento e instar hacia una reforma democrática. Solamente en la capital del país africano se han reunido cerca de 4.000 manifestantes en la plaza Bab Alhad, mientras que en Casablanca se calcula que han acudido alrededor de 2.000 personas al denominado Día de la dignidad. Para sus organizadores, el caso marroquí es diferente al del resto de países del mundo árabe y aseguran que el país necesita ya “dar el paso a la democracia”. No obstante, resulta curiosa la gran cantidad de puntos que tienen en común todas las naciones que han iniciado su proceso revolucionario. Las nuevas tecnologías están teniendo un papel fundamental en las revueltas y redes sociales como Facebook y Twitter están sirviendo para canalizar la ola de protestas y organizar a los manifestantes. Y también ocurre al contrario. En el caso marroquí, frente al Movimiento 20 de febrero, partidario de la reforma política en el país y convocante de las manifestaciones de este domingo, han surgido en las redes sociales otros movimientos partidarios de mantener el régimen vigente. Por otra parte, los expertos señalan diversos factores tanto internos como externos que han podido facilitar la oleada revolucionaria. Entre las causas endógenas señalan la situación opresiva, marcada por la ausencia de libertades, así como la mala situación económica como principales motivos desencadenantes de las revueltas. Desde el punto de vista exógeno, existe la teoría de que el proceso de democratización traído por EEUU al mundo árabe tras las invasiones de Irak y Afganistán ha podido propiciar un sentimiento de solidaridad en Oriente y una conciencia colectiva para cambiar la situación, llegando a hablar ciertos expertos del nacimiento de un “panarabismo”. Irán, Libia, Bahrein y Yemen se rebelan Irán ha convocado una nueva manifestación este domingo para “honrar la memoria” de los fallecidos en la movilización realizada el pasado lunes, donde dos personas fueron abatidas a tiros por el grupo Muyahidin Jalq (combatientes del Pueblo). Según un comunicado emitido por las páginas web Kaleme y Shamannews, dirigidas por los líderes de la oposición Mirhosein Musavi y Mehdi Karubi, respectivamente, invitan “al pueblo iraní a participar en el séptimo día de duelo por la muerte en Teherán y otras ciudades del país”, mostando un apoyo “decisivo” a los líderes del movimiento verde para el cambio. Por su parte, el ministro de Interior iraní, Mohamad Najjar, ya ha advertido que los opositores “se van a enfrentar a la ley” y que el Gobierno actuará contra todas estas concentraciones “ilegales”. Junto a Irán y Marruecos, continúa la ola de protestas contra regímenes autoritarios con disturbios en Libia, Bahréin y Yemen. En Libia alrededor de 200 personas han muerto en los últimos días en las protestas contra el régimen de Muamar el Gadafi. En Bahrein, los siete partidos opositores pidieron el pasado jueves la dimisión del Gobierno, tras las revueltas sociales de los últimos días que ya han dejado seis fallecidos. En Yemen hay al menos un fallecido, 14 heridos y dos fotógrafos agredidos durante una protesta en Saná contra el régimen de Abdalá Saleh. El pasado 2 de febrero los grupos de la oposición forzaron a Saleh a dar marcha atrás a unas reformas que pretendían perpetuarlo en el poder, donde lleva asentado desde 1990. Mientras el ex presidente de Túnez, Zine el Abidín Ben Ali, derrocado el pasado 14 de enero, se encuentra en coma en el hospital de Yeda, en Arabia Saudí, donde permanece desde su huída el 4 de enero.