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Latinoamérica experimentará un pobre crecimiento en el 2002

Por Mónica Escayola LaraTiempo de lectura2 min
Economía16-03-2002

En la XLIII Reunión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), su titular, Enrique Iglesias, vaticinó –no obstante los indicios de reactivación en los Estados Unidos- un magro crecimiento económico de Latinoamérica para el año en curso.

Desde el lugar donde se celebró la Reunión, en Fortaleza, Brasil, el Presidente del BID afirmó que las señales de que Estados Unidos sale de la recesión crearán un efecto “muy positivo” sobre Latinoamérica, en particular, en las economías más ligadas a la de ese país. Al tiempo, advirtió de que la recuperación económica en el 2002 tendrá un carácter moderado y “en el mejor de los casos, sólo será visible” a partir del 2003. Iglesias precisó que el año 2000 marcó una clara reversión del ciclo de crisis económicas en América Latina y comentó que la zona creció un cuatro por ciento, agregando que se aguardaba un crecimiento de 4,5 por ciento en el 2001 y, sin embargo, la región sólo creció un uno por ciento. Para el directivo, tres fueron los factores que incidieron en el “decepcionante” desempeño regional: la desaceleración sincronizada en las tres principales economías del mundo -Estados Unidos, Unión Europea y Japón- los atentados del 11 de septiembre y la vulnerabilidad financiera en la región, aspecto que se agudizó en la segunda mitad del 2001. El incremento del desempleo y la pobreza en Latinoamérica, aseveró Iglesias, estribó en la caída de precios de las materias primas como el petróleo, el azúcar y el café. Y puso de relieve la importancia de que las naciones “resistieron” la tentación de responder a tal situación “dando marcha atrás”. Destacó el esfuerzo efectuado para mantener la disciplina fiscal, la ortodoxia monetaria y la apertura de mercados. Iglesias, asimismo, remarcó que a diferencia de ocasiones previas, la crisis Argentina no está teniendo un efecto de contagio, “lo cual parece obedecer a una mayor racionalidad de los mercados”. En otro tramo de su intervención defendió lo que llamó “globalismo humanizado”, la integración regional y un Estado transparente que corrija los efectos “perversos” de la globalización. En tal tarea, aseguró el BID que “seguirá con su compromiso de apoyar la modernización del Estado, el desarrollo social y la integración”, y solicitó a los gobiernos que emprendan una reforma fiscal que favorezca el ahorro interno e impulse la exportación.