ARGENTINA

La presidenta de Argentina pierde a su marido y jefe político

Por Rocío Linares2 min

Internacional27-10-2010

Cristina Fernández tiene una mala imagen. No sólo después de la triste noticia del fallecimiento de su marido, sino también después de sus años como presidenta de Argentina. La política llevada a cabo hasta ahora no contenta a los ciudadanos, menos a la oposición, y ni siquiera a militantes de su partido. Se levanta la duda sobre qué pasará ahora que ha perdido el sustento político más fuerte que tenía.

Cristina Fernández se ha quedado viuda de marido y guía. Néstor Kirchner era el líder del partido de la Presidencia en Argentina y el instructor de la más alta representante del país. Sin embargo, su cargo como presidenta continúa y ahora deberá enfrentarse al difícil mundo de la política en Argentina. A la dirigente se la califica como una mujer con coraje e inteligencia política. Desde que Cristina sucedió a Néstor en la Presidencia, el país ha sufrido una decadencia política e institucional. Su actuación se considera como una política de riesgos caracterizada por la débil unión entre los seguidores de lo que se denomina "Kirchnerismo". No existe unión nacional que refuerce un gobierno ni una fuerza política. Apenas con un año al mando, en 2008, "el paro del campo" o el bloqueo de rutas en Argentina por una subida de las retenciones en las exportaciones en el sector agropecuario ya levantó las críticas. También, la derogación del sistema de retenciones móviles por el Congreso. El contexto de crisis mundial hizo estragos también en el país, en donde ni la oposición era capaz de mantener un grupo que apoyase sus propuestas. La situación empeoraba: enfriamiento de la actividad económica, inseguridad en la recuperación, desesperación por la situación, desconfianza de algunos miembros del ejecutivo, también en las cuentas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC)... y todo unido a la expansión de la epidemia de dengue: una enfermedad viral aguda transmitida por un mosquito. La opinión pública, situada en una balanza, no ha estado muy a favor de su presidenta. Tampoco se ha decantado por ningún grupo de la oposición, que por zonas y grupos de población se van haciendo fuertes para competir contra el Gobierno central. Ahora que Cristina está debilitada ante el panorama social y el país, y de igual modo, ante el panorama mundial, hay serias dudas sobre si seguirá al mando o este momento puede ser el fin de la vida de su marido y de la suya como presidenta.