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COPA DEL REY

Cumpleaños infeliz

Por Javier HerreroTiempo de lectura2 min
Deportes06-03-2002

El Real Madrid celebraba el día de su Centenario a la vez que disputaba la final de la Copa del Rey ante el Deportivo. Todo estaba preparado para que fuese un día de fiesta, pero no pudo ser. La alegría terminó en llanto tras un encuentro en el que los jugadores madridistas parecían desganados y sometidos a la presión. Así, ni victoria ni Centenario. El único que pudo celebrar algo fue el Deportivo.

Quizá porque a nadie le hace mucha gracia hacerse más viejo, por todos los impedimentos que conlleva, al Real Madrid se le atragantó su trozo de tarta el día de su Centenario. El día en que el Real Madrid se hacía por fin centenario, cuando no había nada mejor para celebrar la entrada en la historia de los grandes clubes europeos que ganar un título el mismo día de su aniversario, cuando todo lo tenía de cara, y además jugaba en su propio estadio, el equipo blanco se vio superado. Nadie o muy pocos podían pensar que el Madrid iba a salir derrotado ese día, porque tenía que ganar la Copa por activa o por pasiva... al fin y al cabo, era su día. Esa obligación degeneró en tensión, y la cantidad de actos previos al partido -con varias actuaciones, cuyo número final -no escrito- debía ser el alzamiento del trofeo por parte de Fernando Hierro, ayudó a que el desenlace fuese el menos esperado. La inauguración del parque temático del Centenario del Real Madrid la víspera de la final contribuyó a crear un ambiente con demasiadas exigencias extradeportivas para un grupo de jugadores. Así que, tras el pitido final, la noche mágica para los merengues se quedó simplemente en noche, y ya puestos, en una noche más que oscura. Pero la vida seguía. El Madrid no pudo celebrar su cumpleaños de la forma que lo hubiese deseado, y su regalo más anhelado, que tendría que haber recibido de manos del Rey, se perdió en el camino. Sin embargo, todos decidieron asumir lo mejor posible la derrota, desde Florentino hasta Vicente del Bosque, pasando por los jugadores. Ninguno quiso darle más importancia de la que realmente tenía, aunque ésta no era ni mucho menos poca: la estatua de la Cibeles se había preparado para recibir a un millón de pletóricos aficionados del Real Madrid. El equipo fracasó en el día más marcado de toda la temporada, pero los jugadores del Madridaún saben que éste puede ser aún su año: sólo tienen que llegar a lo más alto en la Liga española y en la Liga de Campeones. Quedará por ver si el golpe moral recibido en la final de Copa no lo acusan los blancos en las restantes competiciones.