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DECRETAZO DEL GOBIERNO

Blanco recorta el sueldo a los controladores aéros por decreto

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Economía05-02-2010

El Gobierno del diálogo y el talante ha recortado por decreto ley el sueldo y los derechos de los trabajadores encargados del control aéreo. El responsable directo ha sido el ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco. Quien tanto criticó en 2002 el decreto de reforma laboral del entonces Ejecutivo del PP, ha aprobado ahora su particular decretazo.

Blanco se ha propuesto acabar con muchos de los derechos que hasta ahora tenían los controladores aéreos. Hace dos semanas inició una campaña de comunicación contra ellos al denunciar sus elevados salarios y al tratarlos como si fueran poco menos que especuladores. Sin embargo, son meros trabajadores sometidos a una gran carga de responsabilidad en su trabajo e inmersos en el estrés que supone controlar el tráfico de aviones de cualquier gran aeropuerto. Estas son dos de la razones por las que los controladores aéreos trabajaban hasta ahora un máximo de 1.200 horas anuales y cobraban la hora extra a 265 euros. Pero eso ya es historia. Un decreto ley del Consejo de Ministros ha puesto fin a sus condiciones laborales, que se ven drásticamente recortadas. En adelante, tendrán que trabajar 1.750 horas al año y las limitadas extraordinarias se percibirán a unos 170 euros. El Ministerio de Fomento pretende así recortar unos 300 millones de euros del presupuesto de la navegación aérea, aunque en los próximos años pueden ser más con las facilidades que habrá para despedir de manera regular a los controladores, a los que el ministro José Blanco ha señalado y puesto bajo sospecha. Entre otras cosas, se establecen duras sanciones en caso de paros de los controladores, como ya han anunciado para las fechas de Semana Santa. Blanco no quiere problemas en los aeropuertos para entonces, así que el que no vaya a trabajar o pretenda hacer huelga de manera no oficial podría acabar en la calle sin trabajo. Blanco también pretende sustituir a los controladores por máquinas en los aeropuertos más pequeños, donde considera que no es necesario tener sentado a una persona para gestionar el tráfico de aviones. De este modo también pretende rebajar el coste de este servicio y repartir al resto de los trabajadores por otras ciudades ante la falta actual de efectivos.