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LIBROS

Los recuerdos de la Guerra Civil y el realismo victoriano de Dickens

Por Marta G.BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura11-01-2010

Las novelas sencillas, pero cargadas de elementos fantásticos, magia y sentimentalismos son la tónica esencial de la temporada. También el recuero de la Guerra Civil sigue estando en boca de todos, o así quiere recordarlo Antonio Muñoz Molina con La noche de los tiempos. Las editoriales también se acuerdan de los clásicos. Un ejemplo de ello es el ingenioso Charles Dickens. Alguien le acusó de sensiblería y falso realista, pero ¿qué era si no aquella sociedad victoriana que le rodeaba?

Es el caso de La mecánica del corazón, una obra al más puro estilo Tim Burton que promete ser un éxito en la gran pantalla durante los próximos meses. ¿Quién dijo que un reloj de cuco no podría sustituir a un corazón? Al menos es lo que su autor, Mathias Malzieu, quiere demostrar en esta obra que, de momento, promete, en un escenario exótico, donde se mezcla la sangre andaluza y la frialdad de Edimburgo. Las listas también dejan a uno de los grandes autores de novela española, Antonio Muñoz Molina, entre las posiciones de los libros más vendidos. Ya con su primera novela se atrevió con la Guerra Civil, pero Con la noche de los tiempos, el escritor aspira a alcanzar su máximo logro sobre la contienda y un país resquebrajado por la guerra. Ingenio y prosa se unen en esta obra homenaje de lo que ocurrió en España en 1936. Un drama que también se intuye en Ojalá fuera cierto. Si al lector le suena, la razón está en que el título, al igual que puede que lo haga La mecánica del corazón, también se llevó a la gran pantalla, protagonizada por la actriz Reese Witherspoon. Siempre se ha dicho que los libros guardan la mejor versión de la obra, y en esta, el autor fantasea con la esperanza de vivir y sentir emociones a pesar de un profundo coma. Marc Levy abandona la superficialidad del mundo para adentrar al lector en otra realidad. La gloria de la literatura inglesa La misma que Charles Dickens poseía en su mente, y que hizo las delicias de muchos de sus admiradores, y que vuelve a la memoria con una nueva edición de Para leer al anochecer. El autor tenía la costumbre de enviar sus cuentos a las editoriales en plena época navideña, pese a que sus ingeniosos cuentos no buscaban lo entrañable de la Navidad, sino aterrorizar a base de fantasmas. Casas hechizadas, hombres ahorcados, mujeres misteriosas que encargan retratos desde el más allá...son fenónemos que no invitan al descanso, pero si al placer de la buena lectura. Por algo decía Chesterton que "el arte de Dickens es el más excelso que existe: es el arte de emocionar y de agradar a todo el que se sumerge en su lectura".