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MALOS TRATOS

El alcohol y las drogas se convierten en una mezcla explosiva los fines de semana

Por Esteban del PozoTiempo de lectura2 min
Sociedad15-12-2009

Pocas veces una costumbre juvenil había levantado tanta polémica como hasta ahora ha generado el botellón. Para la mayoría de los jóvenes es la mejor forma de encontrarse entre ellos. Para los vecinos y usuarios de los lugares dónde se celebran estos eventos no son otra cosa que una fábrica de violencia, ruido y desperdicios que luego sufren ellos. Las instituciones se han puesto del lado de estos últimos ya que esta práctica está penalizada en la mayoría de las regiones en España.

Se intentó lanzar una iniciativa general pero el rechazo en la juventud obligó a dar marcha atrás al Gobierno socialista. El Ministro del Interior (de quién dependía entonces el Plan Nacional sobre Drogas) propuso en febrero de 2002 la conocida como ley antibotellón, que prohibía el consumo en la calle, regulaba horarios de venta y promoción del alcohol. Ante las resistencias y críticas planteadas, esta ley no se aprobó, y tras la siguiente remodelación ministerial el gobierno abandonó discretamente el proyecto. Sin embargo, diversas Comunidades Autónomas aprobaron por entonces regulaciones que iban en la misma dirección, especialmente en lo referido a limitar los horarios de venta de bebidas alcohólicas en comercios y el consumo de bebidas alcohólicas en la calle. Esta práctica está sancionada con 300 euros de multa en Madrid, la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Canarias y la Comunidad Valenciana. Otras Comunidades Autónomas han puesto en marcha estrategias más centradas en limitar las molestias a los vecinos que en reducir el consumo. Así, en el caso de Extremadura se aprobó una 'Ley de Convivencia y Ocio" (2003), que no persigue el botellón sino que regula dónde puede y dónde no puede hacerse para evitar conflictos, aunque persigue duramente la venta de alcohol a menores o su consumo y se acompaña además de un programa de construcción de Espacios de Creación Joven como una alternativa de ocio nocturno no basado en el alcohol. Este modelo ha sido seguido por otros gobiernos locales o autonómicos como la ciudad de Salamanca o Andalucía. Además, en otros países se aplica este mismo modelo ya que como se puede comprobar en ciudades como Madrid, las noches de fin de semana dónde se mezclan alcohol y drogas se multiplican los accidentes de tráfico, las reyertas, las agresiones y la delincuencia juvenil. El último ejemplo de esto, y que puso al botellón en el disparadero de la opinión pública, fueron las fiestas de Pozuelo. La policía municipal intentó impedir que se realizara un botellón en un lugar público y la respuesta fue un ataque masivo que terminó con cargas policias y un cerco a la comisaría de la localidad madrileña.