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MALOS TRATOS

Queda absuelto de maltratar a su hija por sacarla borracha de un botellón

Fotografía
Por Esteban del PozoTiempo de lectura2 min
Sociedad15-12-2009

Tenía 13 años, estaba borracha en un parque y el padre le sacó de allí por la fuerza, causándole una lesión, después de negarse a montar en el coche de su progenitor. Esta fue la causa que motivó a la chica a presentar una denuncia contra su padre por malos tratos. El fiscal solicitaba para el acusado siete meses de prisión y la acusación particular, ejercida por su hija, que entonces tenía 13 años, pedía ocho meses de cárcel. Finalmente el juzgado de lo penal número uno de Pamplona ha absuelto al hombre.

Los hechos ocurrieron en una plaza de la localidad navarra de Tafalla. Según la sentencia eran las 23:30 del 5 de octubre de 2007 cuando el acusado encontró a su hija sentada en un banco “comportándose de manera que llamó su atención”. La menor, cuyos padres están separados, había ingerido bebidas alcohólicas, como reconoció ella misma y corroboraron sus propias amigas. El padre se acercó a su hija dos veces para interesarse por su estado y, en la segunda ocasión, la pidió que se fuera a casa de su abuela. Ella se negó y entonces el hombre decidió agarrarle de los brazos y trató de llevarse por la fuerza a su hija, que comenzó a gritar y a tirarse al suelo. El acusado reconoció que, ante esa actitud, la cogió por las axilas y se le llevó “en volandas” hasta el coche, aunque no consiguió introducirla en el vehículo ante la resistencia de su hija. Esto fue lo que motivó que llamara por teléfono a su ex pareja, madre de la menor, para que fuera a buscarla, como finalmente ocurrió. Finalmente quedó absuelto El fiscal solicitaba para el acusado, J.C.E.F., siete meses de prisión y la acusación particular, ejercida por su hija, que entonces tenía 13 años, pedía ocho meses de cárcel, en ambos casos con la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de la menor. Sin embargo, el juzgado de lo penal número uno de Pamplona ha decidido absolverle. En la sentencia se establece que no hubo por parte del padre intención de dañar, ni siquiera de realizar ningún castigo físico, sino que únicamente pretendía evitar que su hija permaneciera en la plaza bebiendo, “porque tenía trece años recién cumplidos en ese momento y conocía incluso por su boca que los fines de semana hacía botellón con sus amigas”. Además las pruebas realizadas no han probado que el padre tirara del pelo a su hija ni que la arrojara contra una pared, ya que ninguno de los testigos observó estas acciones. La única persona que presenció toda la escena declaró que fue la menor la que se tiró al suelo y comenzó a gritar para que su padre no se la llevara del lugar. La magistrada afirma que los hechos causaron extrañeza en las personas que pasaban en ese momento por la calle, lo cual “es lógico si tenemos en cuenta que la niña gritaba y se resistía físicamente a irse del lugar, pero no por ello podemos deducir que la actitud del padre es excesiva y merecedora de reproche penal”. “Antes al contrario, es obligación de los padres proteger a sus hijos, incluso contra ellos mismos”, subraya.