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SÍMBOLOS RELIGIOSOS

El PSOE aprueba en el Congreso la retirada de crucifijos de las aulas

Fotografía
Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura2 min
Sociedad05-12-2009

El Congreso de los Diputados ha aprobado una proposición no de ley en la que se insta al Gobierno a aplicar en todos los centros escolares la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que considera que los crucifijos en las aulas son "una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones" y de "la libertad de religión de los alumnos".

Dicha sentencia se publicó hace algo más de un mes después de que una ciudadana italiana solicitara al instituto en el que estudiaban sus dos hijos la retirada de los crucifijos de las aulas. En España, la iniciativa ha sido aprobada en la Comisión de Educación y Deporte del Congreso, y surgió de una proposición de Esquera Republicana de Catalunya (ERC) en la que solicitaba al Gobierno poner en marcha los instrumentos necesarios para eliminar los crucifijos en los colegios públicos, para más tarde hacerlo también en los concertados. Pese a las pretensiones iniciales de los catalanes, ERC modificó finalmente el texto para pactar con el PSOE no una alusión directa a la retirada de crucifijos, sino una petición al Ejecutivo a que "traslade la jurisprudencia establecida por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo" sobre libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, "esencialmente en lo relativo a centros escolares", sin hacer alusión a la naturaleza pública o concertada de los mismos. PP y CIU, en contra Por su parte, el portavoz de Educación del Partido Popular, Juan Antonio Gómez Trinidad, criticó airadamente la medida llegada de Estrasburgo escudándose en que “existen problemas mucho más importantes en la educación española". "Están generando un conflicto educativo innecesario", sentenció. A juicio del diputado 'popular', "hay que ser fanático o intransigente para sentirse agredido por el crucifijo, la Estrella de David o la Media Luna Roja" y recordó que "la inmensa mayoría de los españoles se siente creyentes." Gómez Trinidad fue incluso un paso más allá con perspectivas más apocalípticas “¿hasta dónde van a llegar?, ¿prohibirán que se canten villancicos en la vía pública?, ¿habrá que destruir o camuflar la Sagrada Familia, la fachada del Obradoiro o las catedrales góticas?", manifestó. Más moderada se mostró Mercè Pigem, de CiU, cuyo partido no apoya el texto dado que considera “los símbolos religiosos parte de la cultura del Estado.” "Es un jardín muy frondoso en el que no queremos entrar, si lo aplicamos a todo tendremos que acabar por cambiar los nombres de las calles y de los colegios", indicó la diputada catalana, que considera que no se puede vulnerar la capacidad de decisión individual de los propios centros.