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UNIÓN EUROPEA

Herman Van Rompuy, el nuevo presidente de Europa

Por Rodrigo Romero/LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Internacional20-11-2009

A partir del 1 de diciembre, fecha en la que con toda probabilidad entrará en vigor el Tratado de Lisboa, la Unión Europea tendrá un presidente estable para un mandato de dos años y medio, renovable una sola vez. Ese hombre será Herman Van Rompuy, un hombre prácticamente desconocido hasta hace unos días fuera de Bélgica y sin experiencia internacional.

Van Rampuy ha visto cómo su reputación no ha hecho más que crecer en su país desde que se hizo cargo del Gobierno, casi a su pesar, en diciembre del pasado año. Tras heredar la jefatura del Gobierno de un país convulso por las agrias disputas entre flamencos y francófonos, y con una clase política desgastada y desacreditada. Van Rompuy ha logrado que Bélgica regresara a la normalidad. Este hábil político, del que quienes le conocen coinciden en señalar su falta de ambición, es también un avezado negociador al que se atribuye, como responsable del presupuesto, el que Bélgica lograra reducir su enorme deuda pública para poder adoptar el euro. Su función será esencialmente administrativa, y tendrá que coordinar la labor del Consejo y la organizar las reuniones. Tendrá un papel más activo dentro de la política europea, siendo el máximo responsable de las decisiones que se tomen en el Consejo Europeo, y presentará un informe al Parlamento Europeo después de cada reunión. Precisamente esta novedad ha sido de obligada creación, al conllevar el Tratado de Lisboa la formación de dicho Consejo Europeo, que no debe de ser confundido con el Consejo de la Unión Europea, principal instancia decisoria de la Unión, con capacidad legislativa y cuya presidencia es rotaria. El trabajo que desarrolle el presidente dependerá de la personalidad que aflore con el nuevo cargo. Los diputados europeos han manifestado que las características indispensables que debe tener el presidente son una "fuerte convicción europeísta" y que sepa actuar como una "autoridad moral". Por lo que se verá un presidente mucho más activo, que tendrá dotes de mando, pero que no se le entregará plenos poderes, al crear el Tratado de Lisboa el Consejo Europeo, el cual fortifica las decisiones y dota de más decisión a ámbitos que anteriormente eran pasivos.