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UNIÓN EUROPEA

Catherine Ashton: tradición de buen trabajo y poca experiencia

Por Rocío Linares RamosTiempo de lectura2 min
Internacional20-11-2009

Sorpresa generalizada en el panorama europeo cuando se nombró “Ashton” en materia de política exterior. El consenso total de los socialistas designa claramente la sustituta de Javier Solana en el cargo, aunque renovado por el Tratado de Lisboa, de Alta representante en Exterior de la Unión Europea. Las polémicas giran en torno a su género, femenino, y prima el descontento como opinión generalizada.

Su historial es corto, al menos el público. La pista está en los despachos de secretarías y subsecretarías donde comenzó en el mundo laboral después de finalizar sus estudios de Economía en la Universidad de Londres. Por lo general, su voz ha sido eco en la defensa de mujeres y minorías aunque no en calidad de líder. Los comicios no registran este nombre en ninguna candidatura, ni tampoco se encuentra en la hemeroteca de opinión pública. Su más íntima relación con los medios la mantiene a través de su marido, el periodista Peter Kellner. Hasta asumir su labor como comisaria, fue miembro laborista en la Cámara de los Lores, Presidenta de esta Cámara y Lord President del Consejo en el primer Gabinete de Gordon Brown. Las carteras a su cargo han sido de categoría intermedia y temas como Educación, Derechos Humanos, Justicia e Igualdad. El vínculo más fuerte que le une al puesto que ha de desempeñar, ha sido su declaración como “pro-europeísta”. Además, como miembro de la Comisión de Comercio, tiene una amplia experiencia en cuestiones europeas, incluso ha dirigido el proceso del Tratado de Lisboa hasta su ratificación.Durante un mandato de cinco años será la Vicepresidenta de la Comisión con representación de la Unión Europea en los organismos internacionales. Su conocimiento sobre estas esferas no está probado, pues nunca antes había estado al cargo de esta materia. Le respalda las opiniones del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, quién la apoya por sus “virtudes negociadoras” y la “visión global que adoptaría por el hecho de ser británica”. Destaca además una elección meritocrática frente a los comentarios sobre las preferencias por ser mujer. Ella misma está “segura de sus capacidades” basándose en sus logros del pasado. De momento, tendrá que demostrar la facilidad que se le atribuye para convencer a la gente hasta que el Parlamento Europeo dé el visto bueno. Los ciudadanos europeos deberán “juzgarla por sus acciones”, sobre las que dice Ashton, “quedarán satisfechos”.