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TOROS

Una oreja para Cortés en el Ciclo de las Ocho Naciones de Las Ventas

Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Espectáculos20-09-2009

Menos mal que en Madrid no ocurre como en Las Vegas. Aunque no haya público suficiente los festejos no se retrasan ni suspenden. La Fiesta de los toros sigue siendo un negocio, lo ha destapado más que nunca esta crisis de demonios de la que no se salva nadie, pero aún también es un espectáculo, un arte, un mundo con el que ilusionarse.

Y eso es lo que contagió, en cierto modo, Javier Cortés el pasado domingo en Las Ventas. La empresa de la plaza de toros de Madrid se había inventado el ciclo de las Ocho Naciones, en cuyo epílogo se había acartelado Cortés, de sangre torera. El novillero había avisado ya con el segundo novillo de la tarde, que como sus hermanos fue del hierro de Flor de Jara. Pero no hubo acople. Y como dicen que no hay quinto malo, en éste fue. A pesar de no hundir completamente la espada en el morrillo del animal corrido en penúltimo lugar, Javier Cortés se llevó un trofeo después de una faena entonada, con temple, mano baja y aguante. El toro había gustado al respetable venteño -que apenas superaba el cuarto de plaza de aforo- y eso que los astados de este encaste de Santa Coloma no suelen tener mucha cabida en los festejos más destacados, por su aparente insuficiencia física. Sin embargo, estos toros también pueden provocar situaciones de cara y cruz como las vividas por Cortés, de lucimiento, y por supuesto, de peligro. De hecho Cortés fue volteado al entrar a matar -lo que posiblemente también contribuyó a la posterior petición de oreja- y su compañero Jonathan Moreno Muñoz también sufrió un percance durante su actuación, por lo que el joven torero colombiano no mató el sexto. El tercero de paseíllo, el extremeño Julio Parejo, fue el mayor perjudicado en el sorteo, pues a sus manos fue a parar el peor lote. Pelo más o pelo menos en el premio de la oreja que sumó Cortés a su esportón, quizás le vaya llegando ya la hora al madrileño de tomar la alernativa y afrontar el auténtico reto de medirse en el escalafón superior. El tiempo dirá.