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RELIGIÓN

El Papa pide reformas urgentes y eficaces en su primera encíclica social

Por Luis A. LópezTiempo de lectura3 min
Sociedad12-07-2009

El Papa condena con dureza los abusos del capitalismo y exige un mundo más ético y justo. En el documento pide una profunda reforma de la ONU y del sistema económico y financiero mundial y más respeto a la libertad y a la verdad, dos valores fundamentales para la convivencia y la justicia.

Además, reclama una globalización que tenga en cuenta el carácter humano de las personas de todo el mundo, en el que "debemos ser protagonistas, y no víctimas". En esta encíclica, el Papa critica el papel del Estado actual y reflexiona sobre el futuro papel como Estado democrático, en lo social, lo político, lo sindical, la movilidad laboral o los cambios culturales, entre otros. En este sentido, el Pontífice aboga por un diálogo cultural que no caiga en el relativismo ya que así "corre nuevos riesgos de sometimiento y manipulación", afirma. El Papa proclama en esta carta abierta a toda la cristiandad que "la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad", y reivindica el amor y la verdad como las claves que sostiene al hombre en el mundo. "En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, -dice el Papa- vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral". Para Ratzinger, la caridad en la verdad sustenta los criterios orientadores de la acción social y moral, según indica la doctrina social de la Iglesia. Dos de ellos, los más fundamentales, son la justicia y el bien común gracias a los cuales, y sólo mediante la caridad iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador". El texto critica también el liderazgo que fracasa una y otra vez, y en este sentido Benedicto XVI pide, aunque indirectamente, una regeneración de la sociedad y de la vida política. Las menciones a la corrupción en todas sus variantes son constantes y el Pontífice siempre apunta hacia el rearme ético de las comunidades humanas y la "transparencia total" de la política, de las instituciones y las empresas como las únicas recetas eficaces. Eliminar el hambre en el mundo se ha convertido en una prioridad para el Papa germano. Podría decirse que la peor crisis que el mundo enfrenta en la actualidad es la pobreza y la desigualdad, pero la gente se ha vuelto insensible ante ese problema. Paradójicamente, al mismo tiempo que se observa la mayor pobreza el mundo también es testigo de una prosperidad nunca antes vista que, sin embargo, beneficia sólo a unos cuantos. La ONU estima que 30.000 personas mueren al día a causa de la pobreza, muchas de ellas niños; más de 850 millones de personas de todo el mundo padecen hambre -815 millones de ellas se encuentran en países en desarrollo-; cada día mueren casi 16.000 niños por causas relacionadas con el hambre ya que más de mil millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza internacional. Puede que esa regeneración de la sociedad no sea un asunto baladí y sea necesaria la reforma tan urgente que Benedicto XVI, a través de esta encíclica, está pidiendo al mundo entero.