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HONDURAS

Micheletti y Zelaya no se reúnen cara a cara pero no cierran los contactos

Por G. MartínezTiempo de lectura2 min
Internacional11-07-2009

Honduras vive una tensa calma después del enfrentamiento entre el Ejército y los partidarios del depuesto presidente Manuel Zelaya en el aeropuerto de Tegucigalpa. El mandatario anunció su intención de regresar a su país “para restaurar la paz”. Sin embargo, el nuevo Gobierno de Roberto Micheletti mandó a las Fuerzas de Seguridad ocupar el aeródromo para impedir que el avión tomase tierra. El enfrentamiento entre los partidarios del depuesto jefe de Gobierno y los militares se saldó con dos personas muertas y cientos de heridos. La Fiscalía hondureña ha abierto un procedimiento para averiguar cómo murieron los manifestantes y esclarecer si la Policía y el Ejército abusaron de su fuerza.

La inestabilidad política de Honduras mantiene en jaque al nuevo Gobierno, que además de no contar con el respaldo de la Comunidad Internacional, ha de enfrentarse a su expulsión de la Organización de Estados Americanos (OEA). Así lo decidía la Asamblea General de esta organización interamericana, en virtud del artículo 21 de su Carta Constitutiva, por la que se sanciona a un Estado en el que se haya producido la ruptura del orden democrático. Pero no sólo debe enfrentarse al rechazo de la Comunidad Internacional, puesto que en el país se suceden de forma continua, las manifestaciones a favor del depuesto presidente Manuel Zelaya. Días después de que se produjesen los altercados en el aeropuerto de la capital hondureña, el depuesto mandatario y el actual presidente interino aceptaban la mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, bajo el amparo de la OEA y la Organización de Naciones Unidas, para buscar una solución al conflicto. Antes de producirse su encuentro con el mandatario costarricense, Zelaya anunciaba que no se trataba de una negociación, puesto que su restitución como cabeza visible de Honduras no era negociable, pues, como defiende, fue elegido democráticamente hace cuatro años, y que la mediación de Arias serviría como una “salida para los golpistas”. Sin embargo, los protagonistas de esta crisis política no llegaron a verse las caras. Arias se reunió primero con Zelaya y posteriormente con Roberto Micheletti, pero no consiguió que ambos se sentasen a dialogar. Sin embargo, ambas partes han establecido unas comisiones que se encargaran de comenzar las negociaciones. El distanciamiento entre las posturas de ambas partes y la intransigencia con la que Zelaya y Micheletti se han manifestado públicamente son los escollos que tendrá que salvar el premio Nobel de la Paz de 1987, Arias, para conseguir llevar a buen puerto estas rondas negociadoras y, de paso, poder devolver la estabilidad a un país y a una población que la pide a gritos.