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SERVICIOS SECRETOS

Los escándalos y el rechazo del Gobierno acaban con el director del CNI

Fotografía
Por Martín CastroTiempo de lectura3 min
España02-07-2009

Poco le ha durado la alegría a Alberto Saiz. Tras ser ratificado en el puesto hace apenas dos meses, el ya ex director de los servicios secretos se vio obligado a dimitir. Las múltiples acusaciones vertidas por los medios sumadas a la escasa confianza de sus propios subalternos y también del Gobierno resultaron definitivas.

La marcha del director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz, era un secreto a voces. Sin apenas confianza dentro y fuera del CNI, la decisión de cesarle ya había sido tomada por el Ministerio de Defensa, de quien dependen los servicios secretos, y sólo se esperaba que el dimisionario tomara la iniciativa. Según comunicó el propio Saiz, su dimisión responde a intentar evitar “un posible deterioro” del CNI y que pueda resultar perjudicada “la imagen del Gobierno”, al que asegura que ha servido “lealmente”. El hasta ahora director del centro también aprovechó para reiterar la “falsedad” de las acusaciones vertidas por algunos medios. Según estas varios miembros del CNI afirman que, Saiz utilizó al menos en seis ocasiones dinero público del Centro Nacional de Inteligencia para satisfacer sus aficiones deportivas, cazar y pescar. También le acusaron de contratar a un grupo de personas con las que le unen lazos familiares o de amistad. En el enrarecido ambiente de los servicios secretos pesaba en exceso los “problemas internos”, según reconoció Saiz en su intervención parlamentaria del 20 de mayo, motivados por la destitución en bloque de la división antiterrorista debido a discrepancias con la dirección. Poco a poco la guerra interna fue creciendo, alimentada por la salida de un jefe de la división de contraespionaje y el papel sin aclarar del centro en la fulminante caída de dos importantes dirigentes del régimen cubano, el ministro Felipe Pérez Roque y el vicepresidente Carlos Lage. A esto se unió la investigación abierta por el Ministerio de Defensa, con Carme Chacón al frente, para conocer las actividades de Saiz. La ministra fue una de las principales detractoras de la renovación de Alberto Saiz en el cargo. Es más, quiso cambiarlo cuando modificó la cúpula militar, poco después de llegar al ministerio en abril de 2008. Esto supuso cierta división entre Chacón y José Luis Rodríguez Zapatero, quien se dejó aconsejar por la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, la principal valedora de la rectificación de Alberto Saiz en el cargo. Ahora dos meses después de ser renovado su dimisión provoca la designación de Félix Sanz Roldán, lo que supone la vuelta de los militares al CNI ocho años después. Reacciones a la decisión Desde la oposición se opina que la dimisión era “obligada”, pero ha tardado “demasiado tiempo en producirse” afirmó la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría. Su líder, Mariano Rajoy aseguraba que la situación en CNI era "insostenible" y que el cese de su hasta ahora director Alberto Saiz era una “necesidad nacional”. El presidente del PP se quejó de que el nombre de su sustituto no haya sido pactado con su partido. Gaspar Llamazares, portavoz parlamentario de IU, dijo que la sustitución de Saiz por un director militar “es un error y un paso atrás”, puesto que configura al CNI como un órgano dependiente del Ministerio de Defensa, cuando en realidad depende de Presidencia del Gobierno, manifestó. Además, afirmó que con la dimisión se demuestra la “debilidad” del Gobierno, ante una “cacería” que finalmente “se ha cobrado una pieza”.