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SRI LANKA

Las tres décadas de guerrilla tamil

Por LaSemana.esTiempo de lectura1 min
Internacional17-05-2009

La historia de los Tigres Tamiles arrancó en 1976, año en que se fundó la guerrilla con el objetivo de conseguir la independencia del norte y este de la isla, de mayoría étnica tamil, mediante la lucha armada. Su histórico líder, el conocido como Gran Tigre, era Velupillai Prabhakaran, que generó un conflicto étnico que llegó a convertirse en una guerra civil en mayo de 1983.

Durante su época dorada, los Tigres llegaron a contar en su arsenal incluso con aviones de guerra y una gran flota naval. Ambos recursos se empleaban para desarrollar paralelamente con las estrategias de guerrilla tácticas militares, aunando emboscadas con numerosísimos atentados suicidas perpetrados por la unidad especial de los Tigres Negros. Uno de esos atentados se cobró la vida en 1993 del entonces presidente Ranasinghe Premadasa, y supuso la entrada automática de los Tigres en las listas de grupos terroristas de más de 32 países, entre ellos Estados Unidos. El poderío militar de los Tigres les permitió incluso constituir un Estado de facto en las localidades que tenían bajo su control, especialmente en torno a las ciudades de Killinochchi y Mullaitivu, regidas por su propio sistema administrativo y judicial. Tras varios infructuosos intentos de negociación internacional para un alto el fuego, la guerrilla aceptó participar en conversaciones de paz mediadas por Noruega para conseguir alcanzar sus objetivos mediante fines políticos, declarando el cese temporal de hostilidades en 2002. Sin embargo, la paz apenas duraría. En el año 2003 el Gobierno de Sri Lanka rechazó categóricamente el plan de autonomía presentado por los tamiles. Las conversaciones de paz durarían hasta 2006, cuando los Tigres anunciaron su retirada de las conversaciones de paz de Oslo aduciendo que sus milicianos seguían amenazados por presencia militar en su territorio. Durante todo el año se registraron violentos combates entre ambos bandos, mientras la Comunidad Internacional daba por imposible cualquier intento de salida negociada. Para cuando el Gobierno anunció su retirada del acuerdo de alto el fuego en 2008, todas las partes intervinientes daban prácticamente por sentado que, en realidad, el acuerdo llevaba varios meses careciendo de validez alguna. El último capítulo de la guerrilla tamil se escribió la pasada semana, cuando tuvieron que reconocer “su triste final”.