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SIN CONCESIONES

La mejor versión de Patxi López

Fotografía
Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión10-05-2009

Conocí a Patxi López hace unos ocho años. Entonces era el líder de los socialistas vizcaínos y aspiraba a ponerse al frente de todos los del País Vasco. Ser lehendakari parecía entonces una utopía. Quizá por eso, era un hombre accesible a los perodistas. Solíamos llamarle por las tardes para preguntarle sobre el tema del día y siempre nos respondía amablemente. Breve, directo y un poco serio en el trato. Pero siempre estaba ahí cuando los medios de comunicación le necesitaban. Aquel verano comenzó a preparar su asalto a la Secretaría General del Partido Socialista de Euskadi. Su objetivo era desbancar a Nicolás Redondo Terreros por haber dirigido toda la maquinaria del partido a conseguir que el popular Jaime Mayor Oreja fuera lehendakari. A Patxi López, Jesús Eguiguren, José Antonio Pastor y Manuel Huertas no les gustó aquel camino. Así que decidieron dar un golpe de estado y virar el rumbo del PSE de la mano del recién nombrado secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Patxi López ha pasado años entregado al objetivo irrenunciable de ser lehendakari. Fallada la estrategia conjunta con el Partido Popular, se separó de los valores que hasta entonces había defendido Nicolás Redondo Terreros y comenzó a aproximarse al nacionalismo. Fue así como aprobó los Presupuestos del PNV en el Parlamento de Vitoria, pidió una reforma del Estatuto de Gernika, se reunió con la ilegalizada Batasuna y participó en la negociación política con la banda terrorista ETA. Patxi López se ha ganado durante años la simpatía del mundo nacionalista con toda clase de guiños, muchos de ellos reprobables moralmente, pero al final ha conseguido su objetivo. Si hubiera persistido en el camino de su antecesor, habría fracasado. En cambio, el disimulo le ha convertido en lehendakari. Conseguido su objetivo, ha arrinconado al PNV, ha declarado la guerra a ETA, ha defendido a las víctimas del terrorismo y ha pactado con el Partido Popular. Justo lo que quiso hacer Nicolás Redondo Terreros, con la excepción de que él ofrecía a Mayor Oreja el mismo apoyo gratuito que Patxi López recibe ahoa de Antonio Basagoiti. Esta vez los socialistas sí están contentos y los populares también. Conocí un Patxi López nada más comenzar el siglo, luego vi crecer a otro totalmente distinto capaz de entenderse con los terroristas y ahora contemplamos a la misma persona pero a un político diferente ensalzado a lehendakari. Su mera investidura colma de satisfacción y alegría a todos los que queremos ver que la libertad llega al País Vasco, que el miedo desaparece de esa sociedad, que los asesinos están en las cárceles, que las amenazas de ETA desaparecen, que el gobierno autonómico se dedica a construir país en lugar de a destruir el estado, que la paz se hace realidad en las calles y que los políticos comienzan a dar soluciones a los problemas reales. Eso es lo que los vascos y quienes no lo somos de nacimiento esperamos del primer lehendakari no nacionalista que tiene el País Vasco. Esto es alternancia. Esto es democracia. Esto es lo que millones de ciudadanos esperábamos hace décadas y Patxi López lo ha hecho realidad. Sólo falta que no defraude las expectativas que los vascos, el PSOE y el resto de los españoles hemos depositado en él. Que gobierne como la gente espera de él, sin disimulos, y no como hizo mientras estaba en la oposición.