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POLÍTICA

Zapatero y su Gobierno, ahogado por la crisis, se queda sólo en el Congreso

Fotografía
Por Esteban del PozoTiempo de lectura3 min
España22-04-2009

Después de los malos resultados en las elecciones gallegas y la creciente dureza de la crisis económica tocaba un cambio de Gobierno. La negociación del sistema de financiación de las autonomías y las elecciones europeas eran su reto inmediato más importante. Para ello Zapatero contó con personas fuertes dentro de su partido como eran el presidente de la junta de Andalucía, Manuel Chaves, y la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado. A pesar del nombramiento de estos como vicepresidentes, el Congreso le sigue dando la espalda al ejecutivo, que como se vio en la sesión de control, está sólo y es fuertemente acosado.

Después de las elecciones generales la situación económica iba empeorando y el Gobierno entraba en una tesitura difícil. Durante la campaña había negado la crisis y el aumento del número de parados y el descenso del producto interior bruto, PIB, eran claros indicadores de que la realidad financiera era complicada. Las críticas por parte de la oposición no se hicieron esperar y la debilidad del Gobierno aumentaba por momentos. Un ejemplo fue lo que se vivió con los presupuestos generales, rechazados por el Senado y aprobados en segunda vuelta por el Congreso después de una ardua negociación con el Partido Nacionalista Vasco. Así se llegó al 1 de marzo, día en que se celebraban elecciones autonómicas en Galicia y en el País Vasco. Los resultados para los socialistas fueron dispares. En la comunidad gallega perdieron la presidencia después de sólo cuatro años de Gobierno, y sin embargo en el País Vasco consiguieron obtener el suficiente apoyo junto con el PP para desbancar al PNV de la Lehendakaritza. La decisión para el PSOE se presentó como una elección entre presentar el cambio constitucional en el País Vasco y perder su principal apoyo en el Congreso o renunciar a gobernar en el País Vasco y no quedarse sólo en un Parlamento dónde no tiene mayoría absoluta. Después de 30 años de nacionalismo vasco el PSOE, con el apoyo del PP, optó por la primera opción. El riesgo del PSOE Pero el riesgo que corre el PSOE con esta decisión es grande porque o toma la decisión de escorarse a la izquierda y buscar los apoyos de Izquierda Unida, Esquerra Republicana de Cataluña y Bloque Nacionalista Gallego, o acepta las medidas las medidas que propone la oposición en el Congreso. De momento no se ha posicionado en ninguna de las dos opciones y las críticas le han llegado de ambos lados del hemiciclo escenificando una soledad absoluta. Este momento ha sido aprovechado por los socialistas catalanes, para amenazar con que o se respetaba lo pactado en financiación autonómica o ellos también abandonaban al PSOE. La luz de alarma se encendió en el Ejecutivo y los nuevos vicepresidentes y ministra de Economía, Manuel Chaves y Elena Salgado, se reunieron con miembros de la Generalitat y del PSC llegando a un principio de acuerdo. Este acercamiento le permite al PSOE ganar tiempo. Las elecciones europeas se acercan para todos, el 7 de junio, y los partidos empiezan a diseñar sus campañas. Según se acerca la fecha las críticas irán creciendo. El PP tiene grandes esperanzas puestas en estas votaciones de carácter nacional ya que piensa que si el resultado es muy favorable y la situación económica y política sigue empeorando se vería legitimado a presentar una moción de censura al Gobierno por su debilidad. La presión sería muy grande y el adelanto de unas elecciones generales algo posible. Si esto hubiera sucedido en el debate del estado de la nación el golpe todavía hubiera sido más mediático pero el PSOE ya se ha adelantado y ha situado el debate el 12 y 13 mayo en vez de a finales de junio o principios de julio como suele ser habitual.