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TERRORISMO

La colaboración gala provoca la caída de cuatro ¬números uno¬ en un año

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España19-04-2009

Atrás han quedado los tiempos en los que los líderes de ETA permanecían durante años en la dirección de la banda. Desde la ruptura del proceso de paz en junio de 2007, los dirigentes etarras apenas han durado meses o incluso semanas en los primeros puestos de responsabilidad de la organización.

El primer gran golpe a la banda desde el final del proceso de paz se produjo el 20 de mayo de 2008 cuando la Guardia Civil detuvo en la localidad francesa de Burdeos a Javier López Peña, alias Thierry en colaboración con las autoridades galas. Las fuerzas de la lucha antiterrorista le atribuyen la decisión de poner fina a la tregua y volver a la violencia más extrema. Thierry se habría hecho con el poder de la organización durante la negociación desplazando del primer lugar al histórico José Antonio Urrutikoetxea, alias Josu Ternera, más partidario de lograr un acuerdo con el Ejecutivo. Thierry fue detenido además junto a Ainhoa Zaeta Mendiondo, Igor Suberbiola y Jon Salaberría. Todos ellos formaban la dirección política de la banda en una bicefalia compartida con Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki al frente de los comandos en el aparato militar de ETA. Tras la caída de Thierry, el desplazamiento de Ternera y fracasado el proceso de paz, fue precisamente Txeroki quien se quedó al frente de una banda cada vez más debilitada. Txeroki era la representación más clara de la nueva ETA. Jóvenes con escasa argumentación ideológica y poca preparación militar, pero con un perfil marcadamente violento tras su paso por la cantera del terrorismo callejero. Seis meses después del arresto de Thierry, el 17 de noviembre, una operación también de la Guardia Civil en Cauterets, una localidad de los pirineos franceses, provocaba la detención de Txeroki junto a su novia, la también terrorista Leire López Zurutuza. Caía así el terrorista más buscada de ETA. Suya fue la orden de volar la T4 del aeropuerto madrileño de Barajas el 30 de diciembre de 2006, que causó la muerte a dos ciudadanos ecuatorianos en pleno proceso de paz. Pese a sus sólo 35 años de edad, entre la Justicia francesa y la española este terrorista cuenta con más de 20 causas pendientes, entre ellas el doble asesinato de Capbreton (Francia) en el que fallecieron los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero. ETA buscaba desesperadamente un nuevo número uno y lo encontró en Aitzol Iriondo, de 32 años. Pero tan sólo ostentó el cargo unos días. El 8 de diciembre era detenido en Gerde (Francia) junto a otros tres terroristas en otra operación conjunta entre la Guardia Civil y la policía francesa. Ahora la detención de Jurdan Martitegui, en este caso gracias a una intervención de la Policía con las autoridades galas, confirma el acoso a la banda que apenas cuenta con tiempo de recomposición entre las distintas detenciones y para quien Francia hace mucho que dejó de ser un refugio gracias a la efectiva cooperación internacional.