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EVASIÓN

Las cuentas de UBS, el banco de la discordia

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura2 min
Economía21-02-2009

La Unión de Bancos Suizos (UBS), una de las mayores instituciones bancarias del mundo y el principal soporte económico de Suiza, ha aceptado pagar una multa (entre 700 y 800 millones de dólares) y desvelar la identidad de algunos de sus clientes a los que la justicia norteamericana acusa de haber utilizado a UBS para evadir impuestos. El Gobierno de Estados Unidos llegó a amenazar a UBS con sentarle en el banquillo de los acusados si no aceptaba.

La opinión pública suiza (al menos la reflejada en los diarios de la capital) ha reaccionado con indignación contra EE.UU. y contra el Gobierno de Berna por haberlo permitido o incluso por haberse “rendido ante las presiones yankis”. No es para menos si se tiene en cuenta que las ganancias de UBS dependen en gran medida de la garantía que ofrece este banco de confidencialidad y el acuerdo de secreto absoluto sobre las cuentas de sus clientes, acuerdo que ahora se ha visto parcialmente violado. Y de la estabilidad de UBS (y de su rival, el Credit Suisse) depende en gran medida la del Estado suizo. En Suiza la evasión de impuestos no está considerada un delito, por lo que a lo largo de su historia se había convertido en un auténtico paraíso fiscal. Los ‘reyes’ de UBS La fundación de UBS data del siglo XVIII (su antecesor directo, el Banco Suizo se creó en 1747) y forjó su condición de mayor institución de Suiza y de Europa, tras fusionarse en 1998 con el tercer banco del país, la SBS (Sociedad del Banco de Suiza). El inicio de aquella fusión no fue demasiado rentable, al registrar perdidas en octubre de ese mismo año que forzaron la caída de toda la dirección del banco con su presidente, Mathis Cabiallavetta, a la cabeza, cosa que facilitó que los antiguos directivos del SBS (Marcel Ospel) se hicieran con la gestión de UBS. Al comprar en 2000 al americano Paine Webber, UBS se convirtió en el mayor banco privado del mundo. En España uno de los empresarios más cercanos es Juan Abelló, socio de UBS en Inversiones Ibersuizas. Las ganancias de los directivos del banco UBS siempre han estado en el punto de mira. El más reciente incidente fue tras la jubilación del director Peter Wuffli el año pasado, que recibió una indemnización tan millonaria que -tras las recomendaciones del propio Gobierno- se vio forzado a devolver una parte (unos ocho millones de euros). La crisis económica mundial que estalló el año pasado forzó la dimisión de Ospel y su reemplazo por el actual presidente del UBS, Peter Kurer, considerado un hombre más de leyes que de finanzas. A Kurer corresponde la decisión de revelar la identidad de algunos clientes, y aunque sea a regañadientes, ya ha anunciado que no piensa dimitir.