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JUSTICIA

La huelga de jueces y sus polémicas cacerías acorralan a Bermejo

Fotografía
Por Esteban del PozoTiempo de lectura3 min
España21-02-2009

“Torero, torero, torero”. En pie, aplaudiendo y gritando esta consigna los diputados del Partido Socialista en el Congreso de los Diputados arroparon al ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, en sus explicaciones sobre las cacerías conjuntas con el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón. Sin embargo el Partido Popular, además de solicitar una comisión de investigación en el Parlamento sobre esta actividad que califica de “grave”, exigió al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el cese inmediato del ministro de Justicia. No están siendo días fáciles para Fernández Bermejo. La huelga de los jueces y la noticia de violación de la ley de la caza han mantenido al Ministro en el ojo del huracán.

Después del tira y afloja que han protagonizado Gobierno y jueces desde las navidades pasadas por la amenaza de una huelga de togas, al final, esta se convirtió en realidad el pasado miércoles 18 de febrero. Con la modernización de la Administración de fondo, los magistrados de una veintena de ciudades y diversos Tribunales Superiores de Justicia decidieron parar durante un día a pesar de las presiones del Gobierno. El Ejecutivo en pleno y el ministro de Justicia en concreto estuvieron negociando con los magistrados para que la protesta no acabara en paro, sin embargo, estas no dieron sus frutos y los percheros de los juzgados vivieron un día entero con las togas sin descolgar. Para Fernández Bermejo se trata de “una situación de degradación del sistema y el Consejo General del Poder Judicial tendrá que tomar las medidas que considere oportunas”. La interrupción en el trabajo fue secundada, según los organizadores por más del 60 por ciento de los trabajadores. Madrid, Cataluña y Valencia fueron las regiones dónde más éxito tuvo el paro. Por el contrario el CGPJ reduce drásticamente el seguimiento del paro en un 35,4 por ciento porque ha incluido a esos magistrados que están de baja, con excedencias o simplemente están sustituidos. Además de la huelga judicial al Ministro le salió otro enano en forma de licencia de caza. Según publicó el diario El Mundo, Fernández Bermejo no podía haber cazado en Andalucía, dónde tuvo lugar la cacería en la que coincidieron el ministro y el juez Garzón, porque no tenía licencia para cazar allí. Este delito está penado con una multa de entre 600 y 4.000 euros. Tampoco estaba permitido matar jabalíes y más de un animal de este tipo cayó por las balas de Bermejo y sus acompañantes. El que un Ministro de Justicia se salte la ley ha hecho reaccionar al principal grupo de la oposición pidiendo su cese y una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados para que se aclare con qué fines se reunió el Ministro de Justicia con Garzón y el comisario encargado de llevar la operación Gürtel. Sólo dos años en el cargo Desde su nombramiento en febrero de 2007, e incluso antes de este, Fernández Bermejo se ha caracterizado por sus frases polémicas y por el rechazo del PP. En su época de fiscal durante el gobierno de Felipe González también ocupó su cuota de protagonismo en el caso del Banco de España ya que Bermejo ordenó detener al que había sido presidente Mariano Rubio. El mismo día que asumió el cargo se pudo comprobar la disparidad de criterios con los que fue recibido. El entonces portavoz en el Congreso, Diego López Garrido, destacó su espíritu constitucional y el sentido en la aplicación de la ley " y por su puesto su "sensibilidad progresista". Todo lo contrario sucedió en el PP que colocó a Bermejo en el sector "más sectario y radical de la extrema izquierda judicial española". Era una época en la que el proceso de negociación con la banda terrorista ETA estaba en pleno apogeo y el clima de crispación era muy alto. Ambiente que se encargó de calentarlo aún más Fernández Bermejo con frases como “luchamos contra los padres y ahora toca luchar contra los hijos” relacionando la Guerra Civil y el PP o “ilegalizaremos ANV cuando aconseje la jugada” obviando la supuesta independencia judicial. Tampoco le ha ayudado a mejorar su imagen de cara a la opinión pública su afición a la caza de ciervos y la acomodación de un ático en el centro de Madrid a un precio no al alcance de cualquiera, 250.000 euros.