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TOROS

Enrique Ponce corta un rabo en la México en su corrida 1.900

Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Espectáculos08-02-2009

Mientras España parece despertar del letargo invernal y mirar con ojos nuevos a la temprada de 2009 -ya se confeccionan carteles de ferias importantes y se lidia la crisis como se puede-, al otro lado del Atlántico, la gran monumental de tierras americanas ha acogido el triunfo rotundo del torero español Enrique Ponce.

Además de destacar por su aparente toreo fácil, inteligente técnica y conocimiento del toro, Enrique Ponce también es un espada de marcas numéricas. El torero de Chiva acaba de torear su corrida 1.900, una cifra difícil de alcanzar por los diestros contemporáneos. Para la ocasión, Enrique Ponce ha hecho el paseíllo en una de las plazas de mayor trascendencia del orbe taurino mundial, la Monumental México, coso que el matador no pisa después de dos años por diversas desavenencias con la empresa. Ya entonces, en la temporada de 2006, Ponce logró en dos tardes cortar seis orejas y un rabo. Aunque el máximo trofeo no es algo anecdótico en el coso de la capital azteca -en la historia del coso se ha superado con creces el centenar- la labor de Ponce en esta corrida histórica tampoco fue un camino de rosas, aunque sí hay que reconocer el apoyo de los aficionados. La afición mexicana siempre ha querido y respetado al veterano diestro español, y así lo demostró el pasado domingo al responder con una buena entrada en los tendidos, también propia de récord. Dicen que hubo 40.000 almas aplaudiendo al valenciano. Los graderíos del embudo mexicano pudieron degustar del arte del de Chiva, que con una labor cadencisoa y templada, obtuvo las dos orejas y rabo de su primer astado, de San José. El cartel lo completaban Arturo Macías -que también cortó un rabo-, y uno de los diestros que más furor está causando en la afición americana, Joselito Adame, que a pesar de confirmar su alternativa, tuvo que conformarse a ser un espectador más ante la grandeza del valenciano. Eso sí, Adame tocó pelo tras finiquitar al toro de su doctorado en Insurgentes.