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PARTIDO POPULAR

Aumentan los recelos internos del PP con la aparición de nuevos espionajes

Por Esteban del PozoTiempo de lectura2 min
España30-01-2009

Uno de los juegos más conocidos en los colegios españoles es el “tú la llevas”. Este consiste en que una persona tiene que perseguir a los demás y cuando les toca ellos asumen como propia esa tarea. Cuando son muchos los jugadores la dificultad para saber quién está en qué bando y haciendo qué es muy grande, imposible en algunas ocasiones. Algo muy parecido sucede con los casos de espionaje que han sufrido algunos dirigentes del PP y que cada vez salpican a más personas dentro del partido.

La guerra continua con la aparición de más dossieres que comprometen a unos u otros políticos sacando todavía más protagonistas a la luz. Por ejemplo que el tesorero del PP y una persona muy importante dentro del partido, Álvaro Lapuerta, había ya avisado a Rajoy en mayo de 2008 de que le estaban espiando. Esta información supuso un jarro de agua fría para el círculo de Esperanza Aguirre que todavía sigue esperando un apoyo público del presidente del PP, Mariano Rajoy. A los pocos días se conocían las conductas irregulares tanto de Lapuerta como de su sucesor, Luis Bárcenas, por haber presionado a la Comunidad de Madrid en diversas adjudicaciones. Parecía una venganza del entorno de Aguirre en toda regla. Cada vez que pasa el tiempo salen más nombre y más noticias y el enfrentamiento político también se traslada a los medios de comunicación. Todo comenzó la penúltima semana de enero. El diario El País destapó una serie de casos de seguimiento a personas del Partido Popular. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, y afín a Esperanza Aguirre, Ignacio González o el vicealcalde de Madrid y afín a Gallardón y Rajoy, Manuel Cobo, son los ejemplos más destacados. Un aparato parapolicial dirigido por la Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid, cuyo máximo exponente es Francisco Granados, espiaba supuestamente a personas que tuvieran relación con casos de corrupción como son los relacionados con la compra y venta de terrenos en Ciempozuelos o el control de seguridad en las noches madrileñas. El Partido Popular, desde su dirección dieron por buenas estas informaciones y señalaron con el dedo a la líder del PP madrileño, Esperanza Aguirre. El primero en hacerlo fue el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que pidió públicamente que las personas responsables de esta acción presentaran la dimisión. Más tarde el órgano de dirección, publicó una nota de prensa en el que confirmaba que la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, se encargaría de llevar a cabo una investigación interna para pulir responsabilidades. Las reacciones por parte del equipo de Aguirre tampoco se hicieron esperar. Por un lado, Ignacio González y Francisco Granados, dieron una rueda de prensa conjunta dando explicaciones de todo lo que había pasado y exigiendo que la Justicia tomase cartas en el asunto. De la misma opinión era Esperanza Aguirre que afirmó que llevaría estas informaciones y seguimientos a los tribunales. La Fiscalía tampoco ha perdido mucho tiempo y ha mandado a declarar al redactor de estas noticias, Francisco Mercado, que ha afirmado que en ningún momento ni él ni El País culparon a la Comunidad de Madrid de ser los que estaban detrás de esta trama de espionaje.