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RELIGIÓN

El Papa invita a una globalización espiritual y moral

Por Paula LópezTiempo de lectura3 min
Sociedad01-01-2009

El pasado 1 de enero se celebró la Jornada Mundial de la Paz. Desde el Vaticano, el Papa Benedicto XVI subrayó los aspectos más importantes y necesarios para combatir la guerra y que ese día tuviese un verdadero sentido.

En su discruso, el pontífice recordó las palabras de su predecesor, Juan Pablo II, en este mismo día en 1993 que señalaban "las repercusiones negativas que la situación de pobreza acaba teniendo sobre la paz". Benedicto XVI reafirmó estas palabras, concluyendo que "la pobreza se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos". De hecho, el lema principal del discurso fue "Combatir la pobreza, construir la paz". También habló de la globalización, invitando a que este fenómeno también abarcase la "dimensión espiritual y moral", es decir, que todas las personas se comporten siguiendo los principios de igualdad, responsabilidad y fraternidad. El Papa Benedicto XVI se refirió asimismo acerca de la pobreza y las implicaciones morales, en relación a los métodos que se practican ahora para reducir la natalidad en todo el mundo que "no respetan la dignidad de la mujer (...) ni el derecho a la vida", según el pontífice, entre las naciones más avanzadas, las que tienen un mayor índice de natalidad disfrutan de mejor potencial para el desarrollo. Los niños son los más vulnerables ante la pobreza. Según Benedicto XVI, el cuidado de las madres, la tarea educativa, el acceso a las vacunas, a las curas médicas y al agua potable, la salvaguardia del medio ambiente y, sobre todo, el compromiso en la defensa de la familia y de la estabilidad de las relaciones en su interior, son los aspectos que más se han de impulsar para combatir la pobreza infantil. El Papa demostró en su discurso su preocupación por las enfermedades pandémicas, como la malaria, la tuberculosis y el sida, ya que sus consecuencias son devastadoras y contribuyen, además, al deterioro de las condiciones generales del país que las padece. Como ayuda para combatir el sida, Benedicto anima a poner en práctica campañas que eduquen a una sexualidad "plenamente concorde con la dignidad de la persona", y confirmó que hay iniciativas en este ámbito que ya han dado resultados significativos. Además animó a la investigación médica y a las innovaciones tecnológicas a encontrar, en un futuro próximo, una solución a estas enfermedades. Criticó el gasto militar de muchos países en la actualidad, ya que estos recursos se podrían destinar al desarrollo de las personas y los pueblos más pobres y habló también sobre la actual crisis alimentaria. En su discurso, el Papa no cree que esta crisis se deba por la insufuciencia de alimentos, sino por la dificultad para obtenerlos y la especulación. Los pobres para salir de esta situación necesitan, entre otras cosas, estar sanos, pero cada vez existe una mayor diferencia entre ricos y pobres y además estos sufren una doble marginación: beneficios más bajos y precios más altos. En Papa, insta en el Día Mundial de la Paz a la solidaridad global entre países pobres y ricos y reclama un "código ético común". La lucha contra la pobreza requiere cooperación entre todos tanto en el ámbito económico, como jurídico, y pide, además, ayudas para luchar contra la criminalidad y la promoción de una cultura de legalidad.